Hoy

Viernes 31 de Agosto de 2012 - 08:31 hs

Murió el actor catalán Carlos Larrañaga

Cuando para Pesadilla para un rico, Fernando Fernán-Gómez buscó un veterano galán con hechuras, al que le sentara bien la raya en un pelo impoluto y los trajes a medida, que hiciera creíble la irredenta capacidad de su protagonista para meterse en aventurillas, no tuvo duda: su hombre era Carlos Larrañaga. Y él dio lo mejor de sí, en cuerpo y en interpretación, con esa sensación de liviandad muy de su estilo, pero lograda tras años y años de escenarios. Porque con la desaparición del actor barcelonés Carlos Larrañaga, fallecido ayer en un centro sanitario de Málaga a los 75 años, no solo se va una forma, optimista y gloriosamente ligera, de entender la interpretación, sino uno de los rostros más conocidos del teatro, la televisión y el cine españoles del último medio siglo.

Según el parte médico, la muerte le sobrevino al actor como consecuencia de las complicaciones causadas por una fatal “descompensación cardiaca” por la que tuvo que ser ingresado la pasada semana. El actor, Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, había entrado el 20 de agosto en el hospital Xanit Internacional de Benalmádena (Málaga), el mismo en el que fue operado el pasado 9 de enero de un tumor en las vías urinarias y del que tuvo que ser intervenido en una segunda ocasión.

En esas vueltas irónicas del destino, Larrañaga (Barcelona, 11 de marzo, 1937), que alcanzó su cenit de fama con la serie de televisión Farmacia de guardia, ha fallecido el mismo día que el autor de la popular melodía de introducción de la serie, el cantante y compositor de la movida Bernardo Bonezzi.

Como eso, como el arquetipo del guapo versátil, se hizo familiar para los asistentes a la ceremonia de la evasión que fue el cine en los cincuenta y sesenta para una sociedad oprimida por la grisura del franquismo en películas como Quince bajo la lona (1959) o Ha llegado un ángel (1961). Era un galán, y un galán con todas las de la ley, y eso le valió hasta para aparecer en la superproducción Orgullo y pasión (1957). Pero otro hombre de amplia carrera, Fernán Gómez, sabía que en él se escondían más matices, y le ofreció El extraño viaje (1964), una obra maestra de agridulce humor negro con la que logró su mejor registro cinematográfico.

Fuente: elpais.com