Monseñor Arancedo se refirió en su última carta pastoral a la celebración de este viernes del Día del Ponfítice en coincidencia con la fiesta de los apósteles Pedro y Pablo.
Este es el documento
El 29 de Junio, Fiesta de los santos apóstoles Pedro y Pablo, celebramos el Día del Pontífice. En la vida de la Iglesia todo tiene su fuente en Jesucristo. Por ello, cuando nos preguntamos quién es el Papa, nuestra mirada debe dirigirse a Él. El primado y el ministerio de Pedro en la Iglesia, hoy Benedicto XVI, no se debe a una elección que hicieron los apóstoles sino a una decisión del mismo Jesucristo. En el evangelio de este día leemos cómo el Señor se dirige a Pedro y le dice: “Tu eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia” (Mt. 16, 18).
Es importante notar que Jesucristo quiso fundar una Iglesia, él no actúa como un maestro que sólo deja una doctrina a sus seguidores y que ellos, luego, se organizan. La Iglesia, para Jesucristo, tiene que ser su presencia viva en la historia. Esto lo vemos a lo largo de los evangelios, cuando elige y forma a sus apóstoles a quienes les encomienda la misión de prolongar su ministerio en la Iglesia. Para ello, les promete el envío y la asistencia del Espíritu Santo que es quién anima a la Iglesia. Podemos decir que la obra fundacional de Jesucristo se actualiza y perdura por obra del Espíritu Santo.
A partir de las palabras de Jesucristo a Pedro y de la promesa de asistirlo en su ministerio, podemos comprender quién es el Papa. Si lo sacamos de este suelo vital y lo consideramos sólo como el dirigente de una institución, no comprenderemos su significado y misión desde el Evangelio, que es nuestra única fuente para conocer su ministerio. El recibe personalmente de Jesucristo el mandato de ejercer el gobierno de esa nueva comunidad que él ha fundado: “Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos (le dice).
Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo” (Mt. 16, 19). Esta misión o mandato de Jesucristo a Pedro es la que se prolonga en sus sucesores, hoy Benedicto XVI. En este ropaje humano, con el que Jesucristo ha querido quedarse en la Iglesia, reconocemos esa pedagogía que Dios utiliza para manifestarse, como lo hizo con la encarnación de su mismo Hijo. Lo humano es asumido. Ello necesita una mirada de fe en la Palabra de Dios y una catequesis que nos ayude a comprender y vivir esta verdad.
Cuando decimos que el Papa es el Vicario de Cristo en la tierra, no es un título que nosotros le otorgamos sino la voluntad expresa de Jesucristo. Hoy, con gratitud a Dios y reconocimiento a la figura de Benedicto XVI, queremos celebrar su día, el Día del Pontífice. Con ello renovamos nuestra fe en las palabras de Jesucristo y, al mismo tiempo, fortalecemos nuestra adhesión y pertenencia a la Iglesia. No es posible hablar de una fe católica, si no se considera al Santo Padre en su verdadera y personal misión apostólica. La fe se dirige a Dios, pero se apoya en las palabras y el proyecto que Jesucristo nos ha revelado.
Creo que es justo y necesario, en estos momentos de tanta debilidad humana, incluso en la misma Iglesia, valorar la figura de Benedicto XVI en la que vemos, junto a una entrega y sabiduría poco común, la pequeñez, egoísmos y críticas que son causa de dolor y tristeza, como él lo ha dicho. Hoy queremos manifestarle nuestra fidelidad y afecto a la misión y ministerio que el Señor le ha confiado a Pedro, y que él la vive con entrega, alegría y esa esperanza que nace de la fe, y que muchas veces madura junto a la cruz. Su testimonio de fe y su ministerio nos confirman en el camino del Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo.
Queridos amigos, los invito en este día a elevar una oración por nuestro querido Papa, Benedicto XVI, para que el Señor lo fortalezca en su misión y lo consuelo en los momentos de dolor. Reciban de su obispo mi bendición en el Señor.
Viernes 29 de Junio de 2012 - 11:09 hs
Arancedo se refirió al Día del Pontífice
Fuente: arzobispado de santa fe