Las celebraciones de fin de año suelen estar asociadas a encuentros familiares, rituales compartidos y recuerdos afectivos. Sin embargo, para muchas personas también representan un foco de ansiedad. Lejos de ser una reacción aislada, este malestar tiene raíces profundas en los patrones emocionales que se reactivan al volver a los vínculos y escenarios de la infancia.
En el podcast Modern Love de The New York Times, la terapeuta especializada en relaciones interpersonales Nedra Glover Tawwab abordó este fenómeno junto a la conductora Anna Martin. Ambas coincidieron en que las fiestas funcionan como un disparador de dinámicas familiares que parecían superadas, pero que resurgen con fuerza en estos encuentros.
Martin relató que cada vez que regresa a la casa de su infancia siente una regresión emocional inmediata. Aunque reconoce su crecimiento personal, los viejos roles reaparecen: estrés, susceptibilidad y reacciones propias de la adolescencia. Según explicó, esta experiencia es común y responde a vínculos que conservan patrones emocionales muy arraigados.
Para Tawwab, la clave está en asumir un rol activo frente a las celebraciones. “Tenemos que tomar las fiestas en nuestras propias manos y crear la experiencia que queremos tener”, sostuvo. En ese sentido, propuso romper rutinas y establecer límites claros como forma de reducir la ansiedad. Cambiar horarios, acortar la duración de una visita o modificar la dinámica habitual puede marcar una diferencia significativa.
La especialista también remarcó la importancia de tolerar cierto nivel de incomodidad. No todas las reuniones familiares serán agradables, pero reconocer el propio umbral de tolerancia permite decidir cuándo retirarse sin culpa. Saber que es posible irse antes es, para muchos, una herramienta de alivio.
Otro punto frecuente de tensión son las discusiones incómodas, especialmente sobre política u otros temas sensibles. Tawwab sugirió intervenir con humor o cambiar de tema de manera directa, sin necesidad de soportar situaciones ofensivas. Preparar con anticipación a invitados ajenos al núcleo familiar y acordar señales para retirarse a tiempo también forma parte de una estrategia saludable.
Las fiestas, además, suelen intensificar el duelo por los seres queridos ausentes. Lejos de evitar el tema, la terapeuta recomendó crear nuevos rituales para honrar su memoria, integrando la tristeza como parte legítima de la celebración. Objetos, recetas o pequeños gestos simbólicos pueden ayudar a resignificar el encuentro.