Un informe anual elaborado por la Usina de Datos de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) puso el foco en la situación del sistema previsional en la provincia de Santa Fe y en los cambios registrados en los últimos años. El trabajo, basado en información pública de organismos como la ANSES, permite dimensionar la magnitud del sistema, los modos de acceso a los beneficios y las condiciones de vida de la población adulta mayor.
El estudio adquiere especial relevancia en el contexto del debate sobre una posible reforma previsional a nivel nacional. Los datos no solo muestran la importancia que tuvieron las políticas de inclusión, sino también un retroceso sostenido en la cobertura y fuertes desigualdades en los ingresos, con haberes que no alcanzan a cubrir la canasta básica de las personas mayores.
“Lo que hacemos anualmente es una mirada sobre la información abierta, disponible del sistema de seguridad social, pero para nuestra provincia de Santa Fe”, explicó Paula Durán, referente de la Usina de Datos y autora del informe, en diálogo con LT10. Detalló que la última información disponible corresponde a mayo de este año y revela “principalmente la magnitud del sistema, con 601.000 beneficios previsionales vigentes: más de 450.000 son jubilaciones y 144.000 son pensiones”.
Durán aclaró que se trata de beneficios y no de personas, ya que “algunas tienen más de uno, por ejemplo, jubilación y pensión”. En ese universo, señaló que “mayoritariamente prevalecen las mujeres: el 68% de estos beneficios les corresponden”, y subrayó que un aspecto central del informe es la forma de acceso a las jubilaciones.
“Lo que más destacamos nosotros es la forma de acceso a los beneficios, que fundamentalmente es a partir de las moratorias”, afirmó. En ese sentido, remarcó que “los planes de inclusión previsional han tenido un rol estructural que permitió a la mayoría de la población acceder al derecho”. Los datos son contundentes: “Ocho de cada diez mujeres jubiladas accedieron a través de una moratoria; cinco de cada diez varones lo hicieron también mediante esta vía”.
La investigadora vinculó esta situación con trayectorias laborales atravesadas por la informalidad y las tareas de cuidado no remuneradas. “Los treinta años que exige la ley, esos extremos legales, son muy difíciles de cumplir, y las moratorias vinieron a compensar esta situación, y los datos lo demuestran”, sostuvo.
Otro de los puntos que alerta el informe es la caída en la cobertura previsional en los últimos cinco años. “Vemos cómo se está reduciendo de manera generalizada la cobertura de las personas mayores”, explicó Durán, y agregó que la baja afecta con fuerza a los mayores de 70 años: “Se había llegado a valores del 100% y comenzó a retroceder fuertemente”. Para la especialista, esto “enciende una alarma, sobre todo frente a los debates actuales de reforma previsional”.
En materia de ingresos, el relevamiento también evidencia fuertes brechas. “Hay una brecha importante entre quienes acceden a la jubilación con moratoria, que tienen un haber promedio de 355.000 pesos, y las personas con una jubilación sin moratoria, que tienen un promedio de 720.000 pesos”, detalló. Sin embargo, advirtió que “en ambos casos los montos son insuficientes para cubrir la canasta básica de las personas mayores”.
Durán también se refirió a la Pensión Universal para el Adulto Mayor (PUAM) y marcó sus limitaciones. Explicó que “no garantiza este piso mínimo de calidad de lo que es el derecho al ingreso en la adultez mayor” y señaló que tiene más requisitos, un monto menor y no genera derecho a pensión para el cónyuge.
Consultada sobre la importancia de estos datos frente a una eventual reforma previsional, afirmó: “No se debe perder de vista la cuestión del derecho y las condiciones de vida de la adultez mayor”, y sostuvo que “la mayor parte de la población no podría jubilarse sin algún tipo de política pública como la moratoria”.
Finalmente, remarcó la necesidad de visibilizar el impacto de estas políticas y de sostener una mirada inclusiva: “La seguridad social es un derecho humano. Hay muchas formas de financiarla, no es solamente la forma contributiva la única que existe en el planeta”. Y concluyó con una advertencia clara: “Estamos hablando de un sector al que no le queda más tiempo”.