Unión empieza a digerir una noticia que no esperaba: la continuidad de Mauricio Martínez se complica a pasos acelerados. El Tate soñaba con retener al mediocampista, pero el escenario dio un vuelco y hoy la situación está mucho más cerca del “no” que del “sí”.
El Rojiblanco perdió su carta más fuerte cuando en noviembre caducó la opción de compra acordada con Rosario Central. Con ese plazo vencido, Martínez debe volver automáticamente al Canalla. Unión pretende reabrir el diálogo con otra propuesta, pero el contexto es otro.
El factor decisivo llegó desde Arroyito: Ariel Holan dejó de ser el entrenador de Central y con ello se cayó una de las pocas ventajas que tenía Unión. El técnico anterior no consideraba a Caramelo, lo que facilitaba una continuidad en Santa Fe. Pero con la llegada de un nuevo DT, el club rosarino revisará el plantel desde cero.
Mientras Unión esperaba señales, surgió un interesado que cambia por completo el panorama: Barcelona de Guayaquil. El poderoso club ecuatoriano quiere a Martínez y está en condiciones de hacer una oferta muy superior a cualquier intento tatengue. En lo económico, Unión no puede competir.
Ni siquiera el descanso del plantel ni el comienzo tardío del mercado ayudan a ilusionarse. El Tate quería ordenar el mediocampo alrededor de Martínez, pero hoy la realidad marca lo contrario: la continuidad parece más difícil que nunca.