Interés General - por la UNESCO

Martes 09 de Diciembre de 2025 - 11:54 hs

Cuarteto, declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad

El género popular cordobés recibió un histórico reconocimiento internacional por su valor musical, social y comunitario. Ochenta años después de su nacimiento, el tunga-tunga se convierte oficialmente en patrimonio vivo del mundo.

El cuarteto, ese ritmo vibrante que identifica a generaciones de cordobeses y que desde hace ocho décadas anima bailes, plazas y escenarios de todo el país, alcanzó un hito sin precedentes: fue declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.

El reconocimiento llegó durante la vigésima sesión del Comité Intergubernamental del organismo en Nueva Delhi, India, donde autoridades argentinas expusieron la trascendencia cultural, social y afectiva del género.

El camino hacia esta distinción comenzó en 2022, impulsado por la gestión municipal de Martín Llaryora y continuado por el actual intendente Daniel Passerini. La candidatura se consolidó gracias al trabajo conjunto de la Cancillería, el Ministerio de Cultura y especialistas que aportaron su mirada sobre la huella que el cuarteto dejó en la identidad cordobesa. El expediente presentado ante el organismo, denominado “Cuarteto, Música, Letra y Danza en la Ciudad de Córdoba”, recuperó esa memoria viva en sus múltiples dimensiones: la música, la danza, la pista de baile, las letras y el entramado social que lo envuelve.

Según la definición de Patrimonio Cultural Inmaterial aprobada por la UNESCO en 2003, este tipo de bienes comprende prácticas y expresiones que las comunidades reconocen como parte esencial de su herencia. En ese sentido, el cuarteto se presenta como un proceso vivo, en permanente transformación, capaz de reinventarse con cada generación, acompañando los cambios sociales, históricos y culturales.

Su origen se remonta a 1943, cuando surgió como un ritmo pensado para animar los bailes populares de Córdoba. Con su inconfundible pulso de 2/4, combinó sonidos criollos con aportes de inmigrantes europeos. Las primeras formaciones incluían piano, violín, acordeón y contrabajo, y tuvieron en Leonor Marzano a una figura clave para moldear la identidad sonora del género. A partir de la década del 70, el cuarteto incorporó influencias caribeñas, afrolatinas y secciones de vientos que fortalecieron su potencia escénica, manteniendo siempre su espíritu festivo, cotidiano y barrial.

Fabián Show: el cantante de cuarteto que lo entregaba todo en cada actuación

Lejos de ser solo música, el cuarteto es también pertenencia. En los bailes actuales, familias y jóvenes comparten un mismo ritual donde circulan señas manuales que identifican de qué barrio viene cada uno, reforzando códigos, afectos e identidad. El famoso “tunga-tunga”, la onomatopeya del ritmo frenético, marca la coreografía colectiva: cada sílaba tiene su paso, y la danza puede armarse tanto en ronda como en pareja.

El valor del género supera así cualquier definición técnica: es memoria, comunidad, celebración y un modo de contar la vida de Córdoba. Sus letras, picarescas, románticas o festivas, forman parte del paisaje emocional de varias generaciones. Por eso, la distinción de la UNESCO no solo consagra a un sonido, sino también a una forma de sentir y compartir.

Fuente: LT10