Unión volvió a demostrar competitividad y carácter fuera de casa, aunque terminó regresando a Santa Fe con las manos vacías. En una noche intensa en el Estadio Roberto Pando, el equipo rojiblanco cayó 80-75 frente a San Lorenzo en tiempo suplementario, luego de un cierre dramático en el que el local encontró respuestas cuando parecía superado. Facundo Rutenberg, intratable en la recta final, firmó 24 puntos y se quedó con el reconocimiento al jugador más valioso del encuentro.
El arranque tuvo a Unión como protagonista excluyente. Con ataques bien ejecutados, puntería exterior y agresividad en la conducción, el Tatengue se despegó rápido en el tanteador y llegó a tomar siete puntos de distancia. Limitado y sin rumbo, el Ciclón dependió de la lucidez de Lucas Pérez para mantenerse competitivo y cerrar el primer cuarto apenas cinco abajo (23-18).
La historia cambió en el segundo período. San Lorenzo ajustó su estructura, defendió con más intensidad y encontró sociedades claras en ofensiva: Rutenberg, Selem Safar y Pérez comenzaron a marcar el ritmo del juego y lograron revertir el trámite (32-29). Sin embargo, Unión reaccionó a tiempo, volvió a ejecutar con criterio y recuperó la ventaja para marcharse al descanso 38-37.
En el complemento, el local salió decidido a imponer condiciones. Con transiciones rápidas, buenas ayudas defensivas y la creciente influencia de Bednarek cerca del aro, San Lorenzo se alejó por siete (47-40). Pero Unión no se desordenó y, con Balbi manejando los hilos y Hure apareciendo con oportunismo, recortó la brecha hasta quedar a solo tres (56-53).
El último cuarto fue un ida y vuelta de enorme fricción y dramatismo. Unión tomó nuevamente las riendas (58-57), endureció la defensa y supo incomodar al dueño de casa durante varios minutos. Desde el perímetro encontró puntos clave para sostenerse arriba, pero San Lorenzo no se rindió: halló espacios, rompió líneas y empató en 67 para estirar el partido al suplementario.
En los cinco minutos adicionales, el conjunto de Boedo golpeó antes, construyó un parcial de 8-3 y manejó el cierre con aplomo. Unión insistió, buscó variantes y mantuvo viva la esperanza hasta el final, pero el peso ofensivo de Rutenberg y la mayor claridad del local en las posesiones decisivas terminaron definiendo la historia.
Pese a la caída, el Tatengue dejó una imagen sólida y competitiva, mostrando pasajes de buen juego y capacidad de respuesta en un estadio habitualmente complejo. Una actuación que invita a la reflexión, pero también a capitalizar las virtudes pensando en lo que viene.