Más de uno, y esto incluye a Felipe Contepomi, habrá recuperado su pulso normal cuando Brett Robinson sacó la bolilla que, en letras diminutas casi ilegibles desde la pantalla, tenía inscripta la palabra “Argentina”. Habían pasado las a priori buenas oportunidades de caer en los Grupos E y F, se había sorteado la amenaza de Escocia. Pero persistía el fantasma más temible: el local Australia, acechando desde el segundo escalón del Grupo A. Quedaban sólo tres pelotitas. Pero el presidente de World Rugby, australiano él, mandó a los Pumas al Grupo C y llegó el alivio.
El sorteo de grupos del Mundial de Australia 2027 resultó en definitiva sumamente favorable para los Pumas. Tendrán un duro examen ante Fijo, es cierto, pero había alternativas mucho peores. Además, España y Canadá no representan ningún riesgo, dos partidos que permitirán dosificar esfuerzos.
Evitar a Escocia y Australia era la premisa. Cualquier otro escenario ya era considerado benigno. Y así ocurrió. Segundo, era propicio no coincidir con Georgia o equipos del Pacífico provenientes de los bombos 3 y 4. Aunque accesibles, suelen ser partidos desgastantes. Segunda misión cumplida. A priori, resultaba tentador caer en las zonas E y F, ya que su ganador se garantizaba no jugar con otro ganador de zona hasta semifinales. El destino se encargó de demostrar que esto no era una ventaja decisiva.
Pero los beneficios exceden los rivales de la zona y se ramifican a la continuidad del certamen. De un lado, el ganador del Grupo de los Pumas se enfrenta a un mejor tercero en octavos de final (lo que se presume accesible), y en cuartos de final el rival saldría del ganador del duelo entre Irlanda y Escocia, uno de los más atractivos de la etapa de clasificación. Sencillo no es, pero de entre los escenarios posibles no deja de ser en los papeles mejor que un Sudáfrica, Nueva Zelanda o Francia asumiendo que ganarán sus grupos, todos equipos que van por el otro lado del cuadro. Y aun mejor que Inglaterra, potencial rival en semifinales (tendría que superar a Australia en el camino). Irlanda nunca avanzó más allá de cuartos de final, Escocia no lo hace desde el Mundial 87.
Por un lado, a dos años del Mundial es algo apresurado hacer predicciones, ya que si bien en general hay cierta estabilidad también puede ocurrir que haya oscilaciones entre los favoritos. Por el otro, el azar demostró que a veces desear algo demasiado puede salir caro: Francia, por caso, que cayó en el Grupo E y tiene la ventaja de no cruzarse con un puntero de zona hasta semis, debería enfrentar al perdedor de Escocia vs. Irlanda en lo que será seguramente el partido más atractivo de los octavos de final, el único con dos potencias enfrentadas. Inglaterra, que corre la misma suerte por encabezar el F, tendría a los locales en cuartos… o a Nueva Zelanda.
Lo más atractivo de la primera etapa será sin dudas el clásico entre Wallabies y All Blacks. Cuando el 18 de febrero se conozca el fixture definitivo, paga 2$ que ese sea el partido inaugural, el 1º de octubre de 2027 en Perth. También, como se dijo, la revancha entre Irlanda y Escocia, que se enfrentarán por tercer mundial consecutivo. En los últimos dos, los irlandeses eliminaron a los escoceses.
Más allá de los favoritos, resulta interesante ver cómo se resuelve el Grupo E, uno de los que anticipa mayor paridad detrás de Francia: Japón, Estados Unidos y Samoa lucharán por el segundo puesto y una posible clasificación como mejor tercero. También entusiasma la lucha de europeos en el B, detrás de Sudáfrica: Italia, Georgia y Rumania, este último un par de escalones más atrás. La posibilidad de que haya cuatro terceros clasificados a octavos de final abre el juego para muchos, entre ellos Uruguay y Chile. Será clave ganar con bonus ante el cuarto y robar algún bonus defensivo ante el segundo. Pero difícilmente alguno de ellos pueda avanzar más allá de esa instancia.
Sería bueno que el fixture disponga que el duelo ante los isleños sea el segundo, cómo para sumar rodaje en el primero y dosificar energías en el último. O cuanto menos, que sea el primero, para tener descanso. Ya es pedir demasiado. Por el momento, los argentinos se contentan con un sorteo auspicioso.
En un despliegue de austeridad que refleja el momento complejo que atraviesa el rugby mundial en materia financiera, el sorteo se realizó sin estridencias. Sorprendió que Dan Carter sacara las pelotitas del cuarto bolillero, el primero en develarse pero el de los equipos de menor valía. Alicia Lucas se coló entre los varones y se encargó del bombo 3, mientras que James Slipper se encargó del 2. Brett Robinson acaparó la escena central y fue señalado como el culpable (¿o benefactor?) de que a Australia le tocara en suerte enfrentarse a Nueva Zelanda. En una primera etapa que no promete demasiado, con ese solo encuentro ell show está garantizado. ¿Hubo bolas frías? Nunca lo sabremos. En todo caso, no afectaron a los Pumas. El camino a Australia 2027 está en marcha.