Franco Colapinto dejó Qatar con la sensación de haber sobrevivido más que competido. El Gran Premio de Lusail fue un suplicio para el argentino, que volvió a padecer un Alpine inestable, incómodo y lejos de cualquier rendimiento competitivo. En ese contexto, su 14.º puesto terminó siendo casi un logro, especialmente después de haber cerrado último tanto la clasificación como la sprint. El único dato que maquilló el resultado fue haber superado a su compañero, Pierre Gasly, que culminó 16.º.
Cuando terminó la carrera, Colapinto no intentó disfrazar nada. Admitió que fue una jornada extensa, pesada y sin ritmo, pese a las modificaciones que el equipo probó para encontrar un punto de equilibrio en el auto. Nada funcionó. “No le encuentro el ritmo al auto”, reconoció, con honestidad cruda. Contó que el sábado manejó mal, pero que incluso en un domingo más ordenado la falta de estabilidad le impidió confiar en el rendimiento, algo indispensable en un circuito tan rápido como el de Lusail. Nada de lo que buscó apareció y cada vuelta fue un recordatorio de ello.
El balance del fin de semana derivó inevitablemente en un análisis más amplio de la temporada. Colapinto no lo ocultó: el cierre del año está siendo durísimo y la única noticia que lo alivia es que falta un solo compromiso. “Ojalá que se termine”, lanzó, dejando ver el desgaste acumulado.
También habló del trazado qatarí, que se convirtió en otro obstáculo. Intentó explicar lo implacable que es la grava exterior y terminó frenándose justo antes de insultarla: “Esa grava de mier… perdón, esa grava que no te deja irte ni un centímetro”. Destacó que las curvas rápidas son entretenidas desde lo técnico, pero que la suciedad fuera de la línea y las dos paradas obligatorias volvieron la carrera aburrida, lineal y con escasas chances de sobrepaso.
"NO ENCUENTRO EL RITMO... NO TENGO CONFIANZA LA VERDAD", la palabra de Colapinto tras su puesto 14 en Qatar.
— SportsCenter (@SC_ESPN) November 30, 2025
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Colapinto cerró su testimonio con una sinceridad que no dejó margen a interpretaciones: la pista nunca lo acompañó y él tampoco pudo adaptarse. “No estuve cómodo en ningún momento”, dijo antes de marcharse, con un deseo tan simple como urgente: que lo que viene, al menos, sea un poco mejor que lo que dejó atrás en Lusail.