Un informe de la Fundación Encuentro reveló que un repartidor de plataformas de delivery en Argentina habría necesitado completar 461 pedidos en septiembre para cubrir la Canasta Básica Total de un hogar tipo. El cálculo fue realizado sobre datos del Área Metropolitana de Buenos Aires, donde las distancias son menores y las tarifas por pedido son más altas.
Sin embargo, la actividad en el interior del país —y particularmente en Santa Fe— tiene características muy diferentes: recorridos más largos, menor volumen de pedidos, tarifas más bajas y una demanda que cayó sensiblemente junto con el consumo.
En diálogo con LT10, Fernanda, referente de los repartidores en la ciudad, explicó: “Los números del informe claramente son de Capital Federal, porque ellos allá tienen otra tarifa y, además, no recorren las mismas distancias que recorremos nosotros acá en Santa Fe”.
Pocas horas rentables, baja demanda y desgaste físico
Consultada sobre si un repartidor local puede vivir solo de su actividad, la trabajadora fue tajante: “Es muy difícil vivir hoy en día, dada cómo está la situación. Han caído mucho las ventas de los locales, eso hace que nosotros no tengamos tanta demanda y, al no haber demanda, nosotros cobramos por pedidos, por lo que se dificulta”.
También describió la dinámica laboral diaria: “Yo más o menos estoy en unas ocho horas, porque ya pasar de esas horas sugiere un desgaste importante del vehículo, del mantenimiento, del cansancio también”. Y agregó que tiene compañeros que trabajan “doce, dieciséis horas por día”.
Aun así, muchas jornadas no garantizan ingresos mínimos. “La semana pasada tenía turnos de ocho y media de la mañana hasta el mediodía, creo que hice algo de tres pedidos más o menos”, relató, aunque reconoció que hay compañeros que trabajan hasta 16 horas al día.
Cuántos pedidos hacen en Santa Fe y cuánto pagan las plataformas
En la ciudad, las cifras están muy lejos de las 461 entregas mensuales. Como ejemplo, Fernanda explicó: “Trabajando 22 horas semanales son 55 pedidos, que esos son 130.000 pesos”.
Con esta proyección, el mes cerraría apenas por encima de 100 pedidos, menos de una cuarta parte de lo que marca el informe nacional.
La entrevistada detalló que el ingreso depende de un sistema interno de rendimiento basado en un ranking. “La plataforma paga de acuerdo a un ranking”, explicó y agregó que “no todos cobramos lo mismo; el que tiene el ranking uno, que sería el mejor rankeado, cobra un poco más que el que está en el ranking seis”. Además, “el que está en el uno tiene prioridad de pedidos que el seis o el cinco no, entonces varía mucho”. Dicho ranking se define por horarios elegidos semanalmente, cumplimiento de turnos y aceptación de pedidos.
Ingresos inestables y costos que no paran de subir
Fernanda cuestionó que el informe no tenga en cuenta los gastos básicos: “Me parece que se tiró un número por tirar y no se evaluó bien la situación”.
Enumeró los costos que enfrentan: “Nuestro monotributo se fue a 38.000 pesos, el seguro de la moto, Pedido Ya nos descuenta un seguro, más el alquiler, la luz, el gas”.
Además, recordó que en Santa Fe casi toda la actividad depende de una sola empresa: “Todo es Pedido Ya. Entonces ningún repartidor de Rappi puede vivir solamente de Rappi… se van pasando a otras plataformas porque no se puede vivir solamente de una”.
Entre la informalidad, la búsqueda de otro empleo y la inseguridad
Sobre el perfil del sector, afirmó que muchos lo toman como una ocupación temporal: “La mayoría de mis compañeros estudia y siempre van a estar en busca de un trabajo, sobre todo por la informalidad”. Otros, dijo, trabajan en el rubro desde antes de la llegada de las plataformas.
La inseguridad es un factor crítico: “La calle sigue estando igual, o peor quizás porque cada vez están más violentos”, expresó. Y subrayó que, aun con presencia policial, “realmente no alcanza con todo lo que pasa en la ciudad”.
Finalmente, Fernanda concluyó que la situación del sector sigue siendo muy complicada.