Colón comenzó esta semana la preparación de cara al próximo semestre y, mientras espera por la definición del cuerpo técnico principal, Ezequiel Medrán ya tomó las riendas de un grupo de jóvenes futbolistas que entrenan en el Predio 4 de Junio. Sin embargo, la novedad deportiva viene acompañada de una alerta dirigencial: cuatro de esos jugadores están muy cerca de quedar libres el 31 de diciembre si no se resuelven sus situaciones contractuales.
Entre ellos se encuentra Conrado Ibarra, mediocampista formado en las inferiores y una de las principales apuestas del club en los últimos años. Comenzó la temporada como titular, pero una seguidilla de molestias físicas lo relegó y solo pudo completar 545 minutos en la Primera Nacional, además de jugar el encuentro completo ante San Martín de Tucumán por Copa Argentina, donde Colón quedó eliminado por penales.
Lejos de ser un caso aislado, Ibarra comparte incertidumbre con otros tres juveniles: Nazareno Luque, Máximo Johnston, Gastón Galván y Facundo Contreras.
Todos trabajan actualmente bajo supervisión de Medrán, pero ninguno tiene asegurada su continuidad más allá del 31 de diciembre, a diferencia de otros jóvenes talentos que ya fueron protegidos con renovaciones anticipadas.
Un conflicto que podría escalar
La situación se convierte en una amenaza para Colón, que podría perder sin compensación económica a futbolistas formados en casa en caso de no cerrar acuerdos antes de fin de año. Las complicaciones contractuales aparecen en un contexto institucional sensible, ya que el club se encuentra atravesando los días previos a las elecciones del 30 de noviembre.
Medrán, en tanto, comenzó a evaluar a los juveniles como parte del plan de transición mientras se define el futuro de la Primera División. El entrenador conoce bien el fútbol formativo y considera que el club debe actuar con celeridad para conservar a sus promesas.
El tiempo corre
Con el calendario apretado, la cuenta regresiva ya comenzó y el margen de maniobra es cada vez menor. Si no hay avances en los próximos días, Colón corre el riesgo de dejar ir a cuatro juveniles que integran su patrimonio deportivo, en un momento donde cada recurso futbolístico resulta clave.
La pelota ahora está en los escritorios. El futuro de estas jóvenes apuestas dependerá de decisiones institucionales que deben llegar antes de que el año diga adiós.