En el momento decisivo del Torneo Clausura, Unión encontró en su solidez defensiva el punto de apoyo para volver a creer. El equipo de Leonardo Madelón atraviesa su mejor tramo del semestre sin recibir goles en los últimos tres partidos, un registro que refleja el orden, la concentración y la identidad que parecían haberse diluido semanas atrás.
El 0-0 ante Barracas Central en el 15 de Abril fue más que un empate: confirmó que el Tatengue volvió a ser un bloque sólido de atrás hacia adelante. Matías Tagliamonte, dueño absoluto del arco, atraviesa un presente brillante. Lleva 270 minutos con el arco invicto y se transformó en una pieza clave dentro de un equipo que recuperó la firmeza y el temple.
Un giro después de la tormenta
La última vez que Unión sufrió en serio fue en Santiago del Estero, cuando Central Córdoba lo venció 3-1. Desde entonces, el conjunto santafesino cambió su postura: dejó de exponerse, presionó con más criterio y ganó equilibrio. En la goleada 3-0 frente a Defensa y Justicia, el arquero fue decisivo al atajarle un penal a Abeil Osorio; luego, en Rosario, sostuvo el 1-0 ante Newell’s con varias intervenciones notables. Y contra Barracas, directamente, casi no tuvo trabajo gracias al funcionamiento colectivo.
La muralla tatengue volvió a levantarse
Nueve veces en los últimos 17 compromisos, Unión logró mantener su arco en cero. Solo Central Córdoba consiguió marcarle más de un gol; incluso en los otros encuentros donde recibió tantos, frente a Racing y Gimnasia, el equipo respondió con victorias. Los números hablan por sí solos: el conjunto de Madelón volvió a ser incómodo para cualquiera.
Esa recuperación no se explica solo por el arquero. La zaga defensiva ganó confianza, los laterales se cerraron cuando fue necesario, y el mediocampo volvió a proteger con inteligencia. Unión recuperó la agresividad para presionar y la serenidad para salir jugando, dos rasgos que lo habían distinguido en buena parte del año.
Un reto para lo que viene
Con el arco sellado, el desafío ahora pasa por el otro extremo. El Tatengue necesita reencontrarse con la fluidez ofensiva para traducir su solidez en triunfos más amplios. Frente a Barracas le faltó peso en los metros finales, y ante Newell’s aprovechó su única ocasión.
A una fecha del cierre de la fase regular, Unión llega fortalecido, con una base confiable y una defensa que volvió a transmitir seguridad. El candado de Tagliamonte se convirtió en el símbolo de un equipo que volvió a creer en sí mismo y que apunta a los playoffs con la convicción de que el orden y la entrega siguen siendo su mejor fórmula.