En el box de Aston Martin, mientras los mecánicos afinan los últimos detalles y el murmullo del paddock crece, Fernando Alonso se toma un respiro. Habla con serenidad, con esa calma que solo tienen los que ya lo han visto todo. A los 44 años, el español sigue donde siempre quiso estar: en el centro del vértigo.
Su vigencia ya no necesita explicación. La Fórmula 1 lo vio debutar cuando algunos de sus rivales actuales no habían nacido. Desde entonces, sobrevivió a eras, equipos y motores; cambió reglamentos, cambió el deporte, pero él sigue ahí, corriendo con la misma fiereza que cuando era un chico de Oviedo.
En rueda de prensa —donde estuvo LT10 con el equipo Velocísimo— Alonso se permite reflexionar sobre lo que lo mantiene en pie. “Siempre es especial volver”, dice sobre Brasil, el circuito donde se coronó dos veces campeón y donde más veces subió al podio. “Estuve nueve veces en el podio. Es el circuito que mejor se me ha dado. Intentemos disfrutar un fin de semana más”.
El español sonríe, pero no promete milagros. El realismo es su escudo. “No hemos sido muy competitivos en los últimos meses, así que no creo que mágicamente lo seamos ahora en Brasil. Seguimos luchando por los puntos; ese será el objetivo máximo”, admite. No hay grandilocuencia: solo la voz de un piloto que conoce cada rincón de la incertidumbre.
El bicampeón no se deja seducir por la épica. Habla del formato sprint, del coche y del futuro reglamento de 2026 con el mismo tono analítico con el que se prepara para tomar una curva. “Puede que llueva el sábado. Tener más experiencia solo puede ser una ayuda. Pero si no puntuamos en el sprint, no será porque el formato no nos ayude, sino porque no somos lo suficientemente rápidos”, sentencia.
Su visión sobre lo que viene también es precisa, casi quirúrgica: “El deporte sigue siendo básicamente el mismo: una carrera contra el cronómetro y contra tus rivales. Tal vez haya menos agarre, pero lo más importante serán los neumáticos. Cuando hay varias paradas, las diferencias de rendimiento permiten adelantar sin DRS. Eso mejora el espectáculo”.
En su mirada se mezcla la lucidez del veterano con la curiosidad del aprendiz. Habla de Gabriel Bortoleto, el joven brasileño de su estructura, con una mezcla de orgullo y afecto. “Su primera temporada ha sido excepcionalmente buena. Pasó de trabajar con diez personas a hacerlo con cien. Nunca es un paso fácil, pero lo ha hecho muy bien. Impresionó al equipo y al paddock”, asegura.
Esa faceta de mentor no le quita filo. Alonso sigue siendo un competidor feroz, de esos que convierten la autocrítica en combustible. “En el año de debut te consolidás o desaparecés. Gabriel ya demostró que pertenece. Si el coche es competitivo, será un piloto de primera”, sentencia.