Colón tenía esta semana un nuevo capítulo clave en medio de un año deportivo e institucional para el olvido. Según lo estipula el estatuto, el llamado a elecciones debe realizarse con 60 días de antelación y, como la fecha elegida es el 30 de noviembre, este martes debería publicarse oficialmente en un medio gráfico. Sin embargo, fue este lunes.
Inicualmente lo curioso es que la confirmación de la cita electoral no vino desde la propia comisión directiva, sino a través de las distintas agrupaciones que, en el marco del armado del grupo de ayuda para la recta final del torneo, adelantaron la decisión.
La actualidad es tan sombría como preocupante. A una campaña deportiva que deja heridas profundas en lo futbolístico, se le suma el impacto institucional de un club que vuelve a enfrentar un proceso eleccionario en medio de crisis.
Quedará por ver cuántas listas se presentarán finalmente, aunque lo que asoma no es precisamente un panorama de unidad. Al contrario, el clima político parece fragmentado, mientras la necesidad de un replanteo general es urgente para evitar que Colón vuelva a caer en un pozo del que ya le costó demasiado salir.

Son horas decisivas en el futuro inmediato, con una elección que no solo marcará nombres, sino también la orientación de un proyecto que debe empezar a poner fin al desconcierto.