El celular dejó de ser solo un medio de comunicación para convertirse en un portal de noticias, cámara, reproductor de música y video, y muchas otras funciones que se suman con el tiempo. Sin embargo, este nivel de integración también trae riesgos: el apego excesivo al dispositivo puede rozar la adicción y afectar el bienestar individual.
Los expertos en psicología señalan que mirar el celular en la mesa responde al fenómeno conocido como Phubbing, que combina las palabras phone (teléfono) y snubbing (desaire). Se trata de ignorar a alguien para prestar atención al celular, un comportamiento vinculado a la adicción al teléfono o nomofobia.
La adicción al celular, considerada la enfermedad del siglo XXI, se manifiesta con ansiedad por no poder conectarse, irritabilidad, hipervigilancia y dificultad para concentrarse en tareas cotidianas. Este hábito se explica por el sistema de recompensa del cerebro, que busca la liberación rápida de dopamina, y por el FOMO (fear of missing out), el miedo a perderse algo que refuerza la necesidad de revisar el dispositivo constantemente.
El impacto en los vínculos sociales es evidente: la sola presencia del celular sobre la mesa reduce la sensación de confianza y cercanía, incluso cuando no se utiliza, afectando la calidad de la comunicación cara a cara.
Para contrarrestar este comportamiento, los especialistas recomiendan tomar conciencia del tiempo de uso, establecer límites durante las interacciones sociales y reconectar con el entorno. De esta manera, se puede recuperar la atención plena en las conversaciones y evitar que la tecnología reste valor a la vida cotidiana.