Franco Colapinto vivió este viernes un día histórico en su carrera: debutó al volante de un Fórmula 1 en el icónico Gran Premio de Mónaco. El argentino participó en las dos sesiones de entrenamientos libres con el equipo Alpine, completando un valioso kilometraje en uno de los trazados más desafiantes del calendario.
Aunque finalizó en la última posición de la tabla de tiempos, Colapinto cumplió con los objetivos planteados para esta jornada: mantener el monoplaza en pista sin errores, sumar vueltas en cada tanda y recolectar datos con los distintos compuestos de neumáticos que Pirelli puso a disposición.
Si bien la diferencia con su compañero de equipo, Pierre Gasly, fue notoria, el enfoque del equipo está puesto en analizar toda la información recopilada para ajustar el auto de cara a la tercera práctica libre (FP3) y la clasificación del sábado, donde cada milésima puede marcar la diferencia en un trazado tan estrecho como el del Principado.
En una entrevista oficial difundida por Alpine, Colapinto compartió sus primeras sensaciones tras girar en las calles monegascas:
“Es un circuito donde nuestro auto es muy lento en las curvas lentas. En las curvas rápidas nos mostramos más competitivos, pero Mónaco es lamentablemente un circuito lento, donde no importa tanto la potencia del motor, sino la velocidad en curvas lentas”, explicó el joven argentino.
Mónaco no perdona, y Franco lo sabe. Sin embargo, su actitud profesional y su enfoque en sumar experiencia son claves para su crecimiento dentro de la categoría reina del automovilismo mundial.