Cambió su tradicional cartera negra por el bastón, el whisky diario por el gin tonic diluido; las salidas frecuentes a exclusivos restaurantes con políticos y empresarios, por cenas ocasionales con leales seguidores; su secretario personal, por una enfermera; pero en el fondo, la Dama de Hierro sigue siendo la misma.
Aunque la ex primera ministra británica Margaret Thatcher, de 86 años, ha sufrido en los últimos años una serie de apoplejías menores que le afectaron la memoria y padece de una demencia senil en su etapa inicial, sigue manteniendo sus rutinas diarias a rajatabla, que organiza desde su coqueto búnker, una mansión de cuatro pisos frente a la plaza Chester Square, en pleno corazón del barrio de Belgravia y a sólo metros del Palacio de Buckingham.
Hoy la anciana, que en otros tiempos fue la figura más poderosa de Gran Bretaña y que gusta llamarse “heroína” de la guerra de Malvinas, elige la soledad de su casa junto a su enfermera de hace más de diez años, Kate, quien la lleva al parque frente a su propiedad de US$ 25 millones.
Una recorrida por su barrio aristocrático da cuenta del “micromundo” en el que vive la otrora Dama de Hierro, el pub donde solía tomarse unos tragos con amigos políticos, el The Plumbers Arms, la coqueta verdulería desde donde le llevan los diarios y la leche a su casa, el Charles (Belgravia), la farmacia Keencare, que le provee de sus medicamentos y pastillas, y el banco de madera en Chester Square desde donde mira los árboles de cerezo en flor.
En su última salida al Chester Square, Thatcher se mostró amable con un grupo de británicos que la saludó y le pidió una foto. A pesar de su avanzada edad, la baronesa no olvida sus rutinas diarias. Una vez por semana recibe en su casa a su peluquera Peggy, que le tiñe el pelo de rubio claro tapándole las canas. Después de su almuerzo diario, la mujer que solía dormir sólo cuatro horas por noche cuando estaba el frente de Downing Street, prefiere las siestas largas y las visitas ocasionales de ciertos amigos leales.
Lady Thatcher, que fue la primera jefa de un gobierno británico, y la que más tiempo duró en el poder (1979-1990), ha sufrido en los últimos tiempos una serie de apoplejías menores e infartos, que desataron en ella una demencia senil, aunque desiste de las internaciones y se opone tajantemente a ir a un hospital.
Su fragilidad mental fue el tema central de la película La Dama de Hierro, que se enfocó en los años de su vejez. Ni ella, ni sus hijos, el cuestionado empresario Mark y la guerrera periodista Carol decidieron ver el film, que consideran “una burla al honor de Maggie”.
En la actualidad, Thatcher pasa la mayor parte del tiempo en su elegante mansión, junto a Kate, quien además de enfermera es su cocinera, vestuarista, amiga y compañera. Además y desde hace seis meses, una segunda enfermera, la inglesa Anne, también se sumó al plantel como empleada, para compartir las responsabilidades de cuidar a la anciana. Fuera de la mansión, un policía custodia a diario la propiedad, bajo órdenes expresas del gobierno de David Cameron.
Además de las infrecuentes visitas al Chester Square, Thatcher almuerza ocasionalmente en su restaurante favorito, el exclusivo Goring Hotel, un reducto de políticos y miembros del establishment inglés ubicado a sólo dos cuadras de la casa, y donde Kate Middleton pasó su última noche de soltera antes de casarse con el príncipe William.
Hace dos semanas, la ex mandataria conservadora comió allí con Mark Worthington, quien fue su secretario privado durante más de veinte años. Sin embargo, el resto de los días, Thatcher se contenta con sentarse en su sillón favorito frente a la ventana de su living, escuchando música clásica de su compositor favorito, Wagner.
Otra actividad diaria de la baronesa es leer atentamente los diarios, mirar las noticias en la cadena Sky, y leer las cartas de sus seguidores y fans que le llegan a diario a través de su oficina en la Cámara de los Lores, donde aún cuenta con un escaño como baronesa de Su Majestad.
Una vez por semana se sienta en su estudio del primer piso para autografiar fotos a sus fans, como también su biografía The Downing Street Years, un best seller publicado en los años noventa con el que amasó una enorme fortuna en adelantos y regalías (que se estiman supera los 50 millones de dólares), y que sigue vendiendo miles de ejemplares mensuales en el Reino Unido.
“Lady Thatcher verá en casa por televisión todo lo relacionado con el 30º aniversario de la guerra, ella sigue muy interesada en el tema. Y por supuesto, tiene una opinión muy fuerte al respecto”, declaró Burns, uno de sus confidentes. Aunque Thatcher recibió un gran número de invitaciones para conmemorar en Londres la guerra de Malvinas, principalmente del Gobierno de las Malvinas en el Reino Unido, decidió declinar a todas.
Luego de sus largas jornadas en Downing Street, Lady Thatcher solía sacarse los zapatos y “aflojarse” con algunos vasos de whisky. Ahora prefiere el gin tonic diluido antes de la cena.
Domingo 01 de Abril de 2012 - 15:17 hs
Thatcher, entre amigos y lejos de las celebraciones por Malvinas
Fue un emblema de la Inglaterra de los 80 y símbolo de la guerra. Ahora tiene una rutina doméstica, alejada de la política. Sigue la información mundial, pese a su demencia senil.
Fuente: Perfil.com