Tienen muchas cosas en común: son de la misma generación, coinciden en darle una valoración elocuente al oficio del actor y priorizan trabajar en teatro y en cine. Justamente son estos dos géneros de la interpretación los que unieron a Pompeyo Audivert (52), Gabriel Goity (52) y Mauricio Dayub (¡también 52!) sobre la rambla de Mar del Plata. PERFIL los convocó para retratarlos frente a Playa Grande en el marco del estreno de la película Domingo de Ramos, de José Glusman, mientras siguen con las funciones de Extraños en un tren y Toc toc, respectivamente, en La Feliz. En el mundo cinematográfico, las realidades son bien distintas: Dayub rodó cerca de quince filmes entre los que se encuentran El agua del fin del mundo, y espera que Topos y La segunda muerte se estrenen en 2012. Audivert dice que lo “convocan poco” y totaliza cinco películas (Juan y Eva fue una de las últimas exhibidas, en la que interpretó a Edelmiro Farrell), y Goity acumula treinta y ocho filmes, entre los que destacan el éxito de Un novio para mi mujer y Aballay.
—¿Qué mirada tienen del cine argentino?
GOITY: Necesita urgente un apoyo más oficial, estamos perdiendo una gran oportunidad de industrializarlo. Tenemos una capacidad artística y técnica muy buena pero estamos en manos de los grandes monopolios de distribución que lo destrozan. No entiendo por qué no se apuesta a esto.
AUDIVERT: Hay buenos institutos, realizadores, producciones, aunque me llama la atención que hay miedo al fracaso comercial, entonces los directores se “casan” con dos o tres actores. Se obsesionan con la guita y van con Darín. Yo lo respeto mucho a Darín, es un gran actor, pero es culpa de los directores. Por suerte el cine independiente existe aunque es muy esquemática la industria.
—¿Cuál es el problema principal?
DAYUB: El Instituto (Incaa) da demasiados créditos que después no puede acompañar. No se sabe bien por qué y para qué se hacen. Ya pensamos con Gabriel en pasar en nuestra sala películas argentinas y extranjeras que no tienen lugar de proyección. Es parte del problema en que está metido el cine. En Buenos Aires parece que ven tres películas al año: una buena comedia de Guillermo Francella, una buena película de Ricardo Darín, y alguna de un director nuevo que sea un golazo pero al que después le cuesta un Perú juntar los mangos para volver a filmar.
G: Nuestra película no puede pelear con nadie, se pasa en una sala en Lanús, dos en no sé dónde y otra en Merlo. Los subsidios deben ser jerarquizados, que no se los den a cualquiera. Dicen “este año hicimos 500 películas” y después se ven dos o tres... Siempre culpan a “los yanquis”, y a los traidores los tenemos nosotros. No es un tema de los distribuidores, alguien se los permite. No sé quiénes son, pero lo cierto es que los filmes no tienen salas excepto que estén patrocinadas por El Trece o Telefe, el resto están condenados.
Audivert, ex Vidas robadas, es quien toma la palabra a la hora de analizar la TV: “La tele es el órgano sexual del capitalismo, es por donde se reproduce un sistema perverso de consumo, y uno como actor puede encontrar placer allí pero no como hacedor de un hecho artístico al hacer cosas de un día para otro. Se profundiza lo individual. El teatro es el acto más atractivo para el actor, es la poética de lo histórico, de lo colectivo. El cine es la imagen histórica, la memoria”.
—¿Que sienten cuando ven “ShowMatch”?
A: Veinticinco años de ShowMatch es la sensación de una sociedad alienada, y más allá de algunas cosas buenas, dignas, etc., repito: funciona como el órgano sexual del capitalismo. Gran Hermano es aberrante y todos los programas hablan de eso como un perro que todo el tiempo se muerde la cola, y ponen a la mujer, al hombre y a la niñez en el peor de los lugares. Es el testimonio vivo de una herramienta política y cultural devastadora de gran poder que altera la subjetividad de todo momento histórico.
D: Yo creo que lo que se ve es culpa de la gente y no de los productores. Si no lo miraran no lo harían más. Hace poco salí del teatro y una mujer me dice: “Sos extraordinario, fui a tu teatro, pero no sos conocido, ¿no? Vos no sos mediático, ¿no?”. Le contesté que no era mediático, a lo que me respondió: “Mejor así”. No entiendo, compran mediáticos pero a la vez quieren que no lo sea.
—Gabriel, fuiste parte de un “Un novio para mi mujer”, la segunda película más taquillera de la historia argentina, ¿como vivís el éxito y el fracaso?
G: Como diría el Coco Basile: “Ni me siento un genio cuando salgo campeón ni somos los peores cuando nos vamos al descenso”. Yo soy un agradecido por hacer lo que me gusta. Obviamente que cuando tenés éxito lo celebro y cuando tenés un “sofraca” me duele y lo lloro lo que amerita. Siempre quiero más a los fracasos que a los éxitos. Como a los chicos: si tenés un hijo enfermo lo querés más. Es fácil querer al éxito, cualquier boludo lo quiere, pero de las cosas que no salen bien es de donde aprendes más. Y como uno sabe que no se termina la carrera, todo sigue.
—¿Te dolió, entonces, la suerte que corrió “Sr. y Sra.Camas”?
G: No es un fracaso porque no lo levantaron a la semana, estuvimos diez meses en el aire. Fue una prueba de un tipo de humor que por ahí no funcionó. Ninguna ficción midió mucho más que nosotros. Entonces: ¿el único rancho que tiene goteras es el nuestro? Hicieron otras ficciones que no midieron un punto, ¿Qué carajo les pasa con Sr. y Sra. Camas? ¿Les jode porque la hizo Florencia (Peña)? Ya parece algo personal. Canal 7 no tiene rating, menos con Tinelli enfrente. Si El Elegido terminó con 11 puntos y fue un éxito, no me jodan. El programa un día salía 22.30, otro a las 23, otro a las 23.40. Ya ni sabíamos si salíamos al aire, dependíamos de 6, 7, 8, si estaba (Amado) Boudou tocando la guitarra, cagábamos. Es mala leche que sólo vean esa parte.
—¿Un actor puede militar políticamente?
G: Sí, el actor es un ser humano. ¿Dónde está escrito que no? ¿Quién es uno para decir quién puede y quién no? Mientras todo lo haga por vocación y ganas, nadie puede venir a decirte nada.
A: Sí. La poética depende profundamente de ser crítica sobre la realidad artística, y creo que si un artista pierde esa mirada crítica del contexto, mengua mucho su capacidad poética. La prueba está en grandes escritores que se hicieron de derecha, pro sistema, y vieron menguada su capacidad artística. El arte es criticar el mundo; cuanto más poética es la visión artística más crítico se está siendo. El artista es un ser comprometido políticamente y de eso depende su capacidad de ser más o menos poetizante.
—¿Es real que el único enemigo del Gobierno es Héctor Magnetto?
A: Del Gobierno, puede ser. Clarín es un diario que estuvo con la dictadura, no representa los intereses populares. El problema es el sindicalismo, los límites a la propiedad privada y la distribución de la riqueza concentrada. Y con todas estas discusiones corren la mirada del eje principal. Si miramos bien, estamos sumergidos en una telenovela donde la Presidenta sería la heroína y Magnetto el mal. Yo soy de izquierda, siempre lo fui, y creo que estamos engañados: sigue gente en la calle, pobres, cartoneros, y sólo se quedan con la asignación universal, el matrimonio igualitario, la Ley de Medios, que lejos están de ser revolucionarios, sin cambiar la vida de la gente. Y todavía falta saber qué hará con la crisis global que aún no llegó y deberá achicar el cinturón de gastos.
Hoy - Audivert, Goity y Dayub
Domingo 29 de Enero de 2012 - 13:12 hs
"El INCAA da créditos que no puede acompañar"
Fuente: Perfil.com