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El domingo alrededor de las 13, dos agentes de un patrullero del comando radioeléctrico de la UR I, La Capital, de la policía santafesina, que recorrían las calles de barrio Roma observaron a un hombre que cambió de rumbo drásticamente al notar la presencia policial.
Los vigilantes descendieron del auto, dialogaron con el muchacho y vieron el súbito nerviosismo en las respuestas, que primero fueron evasivas, y finalmente contradictorias. Lo detuvieron preventivamente y lo condujeron hasta la comisaría 4ª: ayer a la mañana se supo su verdadera identidad, se trata de W. L. de 34 años, que estaba evadido y con pedido de captura desde el año 2006 de la cárcel de Las Flores, donde purgaba una condena por el delito de homicidio.

Con los ojos bien abiertos

Los dos vigilantes del tercio de guardia del comando radioeléctrico de la UR I, habían recibido una orden precisa y clara: “Tengan los ojos bien abiertos, miren, pregunten, chequeen”. La frase con la que culminó la academia policial fue lacónica y tajante.

Un muy mal actor

Minutos después del mediodía del domingo, dos vigilantes a bordo de un patrullero recorrían las calles del barrio Roma de la ciudad de Santa Fe, cuando observaron que un hombre que caminaba hacia el oeste por calle La Rioja a la altura de San José, divisó la presencia policial, aceleró el paso, y giraba la cabeza con insistencia hacia atrás para ver que hacían los dos policías.

Los vigilantes vieron a ese hombre que con poca destreza y bastante nerviosismo intentaba alejarse de un seguro chequeo, el conductor del móvil policial aceleró la marcha del vehículo y lograron alcanzarlo cerca de Lamadrid.

Nervios súbitos y delatores

Los policías le preguntaron por qué intentaba alejarse de ellos, mientras el muchacho comenzó a transpirar súbitamente, balbuceaba, e intentaba sobreactuar una tranquilidad que había perdido hacia largos minutos.
Cuando le consultaron por su identidad se equivocó al pronunciar su nombre y después al decir su apellido; a esa altura los dos policías ya no presumieron algo extraño como al principio, sino que supusieron que el muchacho entrevistado tenía algo que esconder urgente.
Con captura por homicidio

El muchacho fue arrestado preventivamente y conducido hasta la sede de la comisaría 4ª, y los agentes que lo recibieron por la tarde lo llevaron hasta la sede del índice general del Gabinete de Identificaciones, y sus indelebles huellas dactilares revelaron con precisión científica su identidad y el resto de los demás datos personales.

Su identidad es W. L. de 34 años, y estaba evadido y prófugo de la cárcel de Las Flores desde 2006, donde cumplía una condena por el delito de homicidio.