Ningún equipo se aferra tanto a la vida como Colón en situaciones límites. A veces parece buscar incluso que lo maltraten y lo maldigan, que se pongan todos en su contra, para poder así armarse de razones y desmentir a los sepultureros… hasta que llega el tiro del final y renace.
Incluso, pareciera que necesita sentirse cercado y en duda, sin más salida que una gatera, suficiente para que se cuele Burián. Y entonces la imagen del equipo opaco en Santa Fe se reivindica y vuelve a brillar en La Paternal.
El Sabalero llegó a cuartos de final de la Copa Sudamericana cuando menos lo esperaban. Hasta los asesinos del todo deben estar arrepentidos de haberlo condenado por anticipado. Y otra vez las calles quedan chicas para tanta y tanta gente que festeja esperanzada en toda la ciudad.
Un alarido a quemarropas de un viejo raza anunció en el barrio el mejor final. “Es tuya Burián… es tuya”. Segundos después, el arquero uruguayo alimentó una vez más el sueño de creer y mañana volver. Otra vez Burián no les obsequió un penal atajado… le regaló una ilusión con forma de pelota, que vuela alto por América.
Pasó Colón. Abran el pecho y que el cuore se llene de fútbol rojinegro. Esa es la única herramienta cuando no hay nada; cuando no se veía nada… imagínense ahora, que el sol y la luna volvieron a alumbrar en el glorioso barrio Centenario. Y no se olviden de Burián...!!!