Hoy - La muerte que horrorizó a Santa Fe

Domingo 26 de Junio de 2011 - 11:27 hs

La historia detrás del ataque de un padre a sus hijos de tres años

“Tuve un ataque de ira, se me fue la mano con el castigo”, habría confesado el hombre. El mellizo que sobrevivió al castigo, Valentín, ya fue dado de alta y está junto a sus otros cuatro hermanos.

 El viernes a la madrugada hacía mucho frío. En una humilde vivienda de barrio San Martín, más conocido como El Tanque, de la ciudad de Santo Tomé, Ignacio y Valentín dos mellicitos de tres años, encontraron arriba de la mesada un frasco de mermelada, –o dulce de leche según otras versiones– que el padre les había prohibido comer, pero se tentaron.

Aprovecharon que nadie los estaba mirando, lo destaparon y entre los dos escarbaron en el dulce con las manitos. Se iban a ir a la cama con la panza llena, pero se desató el horror.
La historia exacta sobre cómo se sucedieron los hechos será reconstruida por la Justicia. Por el momento, son los relatos de los vecinos y algunas breves declaraciones policiales las que permiten rearmar la violenta secuencia que se desató en la casa ubicada sobre calle 3 de Febrero al 2.000, desde donde, apenas 30 minutos después de la medianoche, los vecinos sintieron gritos desgarradores e insultos de la voz de una mujer.

Intramuros, el padre de los niños, Horacio Hugo Quinteros de 33 años, se enfureció al ver que los chicos lo habían desobedecido. Los golpeó una y otra vez, hasta que Ignacio se desvaneció. Al ver que el chiquito no reaccionaba lo sumergió en agua fría y luego llamó a la ambulancia. Los llantos de Valentín, quien también estaba muy herido, fueron tapados por las sirenas de los patrulleros que llegaron al lugar.

La noche más larga

Ignacio llegó al hospital 7 de Marzo de Santo Tomé en un estado desesperante. Tenía golpes en todo el cuerpo y en la cabeza, había entrado en estado de shock y tenía hipotermia. A toda velocidad, una ambulancia lo trajo al hospital Alassia. A los pocos minutos, también llegó Valentín en el auto de unos familiares: menos de dos horas después de comer la mermelada, Ignacio había fallecido y Valentín luchaba por su vida en la unidad de terapia intensiva. La autopsia de Ignacio reveló que las causas de su deceso fueron un shock hipovolémico por rotura de bazo, hemorragias abdominales y aparentemente hemorragias en tórax, todas ocasionadas por golpes, contó a la prensa la doctora Raquel Cosiglio, la profesional del Alassia que dio a conocer el parte médico a la prensa.

Respecto de Valentín, indicó que “está bien y sólo tiene lesiones superficiales”. Si bien ya fue dado de alta, está en observación y aparentemente no tiene lesiones internas ni quebraduras.
En el mismo hospital, Horacio Quinteros fue detenido y confesó el ataque. Estaba en la puerta de la sala donde estaba su hijo internado cuando lo interrogaron. “Tuve un ataque de ira, se me fue la mano con el castigo”, dijo y no agregó mucho más.

Contraste

También la madre de los chicos, Georgina Orellano, de 36 años fue trasladada a sede policial, pero relató que ella no estaba cuando se produjeron los hechos, que había ido a la casa de unos parientes. La Justicia deberá corroborar este dato y contrastarlo con declaraciones como la de los vecinos, quienes dijeron que escucharon que una voz de mujer insultaba y gritaba en forma desesperada.

En principio, se supo de Horacio Quinteros no registraba denuncias anteriores de violencia familiar, y que trabajaba como chofer de la línea de colectivos Continental, que realiza el recorrido interurbano entre Colastiné y Santo Tomé. Sin embargo, algunos testimonios indicaron que no era la primera vez que los chicos quedaban solos y que solían escucharse discusiones fuertes provenientes de la casa, ubicada en la esquina de la cuadra.

Cuidados necesarios

Mientras tanto, los otros cuatro hermanitos de los chicos, de dos, nueve, 14 y 15 también fueron examinados pero no se les detectaron lesiones visibles. Las dos chicas más grandes, pasaron la noche en el Alassia a la espera de la evolución de Valentín. Mientras tanto, ya comenzaron a recibir asistencia psicológica.

Los padres de los chicos perdieron su tenencia, y ahora están en custodia de la Dirección Provincial de Promoción de los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes. El próximo paso será determinar si pueden ir a vivir con algún familiar cercano que esté en condición de recibirlos y garantizarle los cuidados necesarios, cuestión que no será fácil teniendo en cuenta que son cinco y con edades muy distintas.

Fuente: Diario Uno Santa Fe