El último domingo de Pascua en Santa Fe se tiñó de gris. Aquel mediodía que debía ser motivo de reunión y celebración para muchas familias, terminó cargado de tensión, preocupación y tristeza, sobre todo para los vecinos de barrio Roma.
Durante la siesta del 1º de abril, Ariel Castelló murió de un disparo cuando defendía a una mujer embarazada que era víctima de un robo. El hombre de 42 años reaccionó a los gritos de auxilio de Yanina Figueroa, amenazada por un delincuente que le apoyaba un arma en la panza, y salió en su ayuda. En plena calle, en inmediaciones de Juan Díaz de Solís y Tucumán, el ladrón empezó a disparar y una de las balas impactó en el abdomen de Castelló que perdió la vida horas después en el Hospital Cullen.
Paradójicamente, un mes después, y en el mismo hospital donde falleció Ariel, nació la hija de Yanina. Ese bebé al que el arquitecto salvó con su propia vida. "Milagros Ailén", pesó 3.150kg y aunque su mamá contó a través del móvil de LT10 que el nombre ya estaba definido antes de que todo pase, cuesta creer que la elección sea parte de una gran casualidad. "Es un milagro que estemos bien", dijo la mujer, que no se quedó tranquila hasta que vio con sus ojos que su hija estaba sana.
Yanina todavía se siente culpable por lo que ocurrió. "Esto no tenía que llegar a lo que llegó", manifestó varias veces durante la nota sobre el hecho que terminó con la vida de una persona "en cuestión de segundos". Desde ese momento, la familia vive con custodia policial las 24 horas: "Estamos más tranquilos pero no se puede vivir con tanta inseguridad", expresó sobre los días en el barrio.
Aunque ambas familias siguen en contacto a diario, Yanina contó que la familia de Ariel todavía está "muy dolida", y aprovechó el momento para enviarles un mensaje: "le diría que lo lamento mucho por ella y sus hijos... que tenga que criarlos sin papá, que es muy doloroso".
"Fue el milagro de la vida de ella, pero terminó la vida de otra persona inocente", reflexionó la mujer sobre el nacimiento después de la tragedia.