Pablo Pérez insiste en que no insultó a todos los hinchas de Boca durante su desencajado festejo tras el tanto del triunfo sobre Talleres. El mediocampista, apuntado por la gente por su exabrupto, asegura que su furia estaba dirigida a una sola persona en particular, con la que se contactó tras el partido: "Me vi en una imagen vergonzosa, estoy totalmente arrepentido, di la imagen de que estoy loco. Después me pasaron el teléfono del hincha y lo llamé para pedirle disculpas. Él también me pidió perdón".
En diálogo con radio La Red, el capitán del Xeneize explicó: "Vi al tipo este que me estaba diciendo algo y cuando hice el gol fue lo primero que me acordé. Salí corriendo buscándolo a él y se malinterpretó que estaba insultando a toda la cancha. Yo no tengo por qué insultar a la gente de Boca, ni siquiera se merecen que insulte al aire. Si lo hiciera sería totalmente injusto, desde que llegué sólo me demostraron cariño. Pido disculpas si alguien se sintió agredido, lo que hice fue una vergüenza en todos los aspectos".
El rosarino, además, contó el por qué de su reacción: "Estábamos todos tensos y nerviosos, el partido era súper importante. Hubo bastante cosas que pasaron en la semana que me desgastaron y me hicieron sentir cansancio, la previa del partido había sido complicada. Fue todo personal. Además, había sido el culpable del gol de ellos". En ese sentido, reiteró que él no participó de ninguna reunión con la barrabrava el día anterior al encuentro con la T: "No nos juntamos con la barra. Yo había sentido una molestia en la práctica y me querían hacer un estudio, pero fui a la concentración, me encerré en la habitación, apagué el teléfono y me fui a dormir la siesta. No quería saber nada".
Por otra parte, Pérez reconoció que jugó contra el conjunto cordobés con miedo de sufrir una nueva lesión muscular: "Tenía miedo de volver a desgarrarme. El sábado no fui a hacerme estudios porque sabía que si salía algo me quedaba afuera del partido. Les pedí perdón a los médicos porque los contradije".