Napoleón y Rodin, dos grandes personalidades, cada una a su estilo, tienen algo en común: un busto del emperador esculpido por el artista francés acaba de ser descubierto por casualidad en una discreta población estadounidense.
Paradójicamente, la estatua de mármol blanco estaba bien visible en una esquina de la sala del consejo municipal de Madison, una pequeña localidad de 16.000 habitantes del estado de Nueva Jersey (este).
Pero durante más de 80 años, la obra emplazada sobre un pedestal se confundió con la decoración interior de ese edificio de los suburbios mientras los auditores se apoyaban, literalmente, en ella.
Hasta que en 2014 una estudiante de 22 años fue contratada para realizar el inventario de los objetos del inmueble, entre los que se encontraba este busto de un hombre envuelto en una capa que hacía pensar en un emperador romano.
Mallory Mortillaro se dio cuenta de que en la parte posterior de la obra había una firma un poco escondida en la que se leía claramente: "A. Rodin". Obsesionada con este hallazgo, la joven investigó durante meses sondeando a expertos y buscando en los archivos.
En septiembre de 2015, el experto Jérome Le Blay, autor del catálogo extenso de Rodin, viajó a Madison y apenas le bastaron unos segundos para convencerse de la autenticidad de la pieza.
Además de la foto centenaria, todos sus conocimientos de experto lo confirmaron: "La piedra corresponde exactamente con las que utilizaba Rodin en ese momento", constató Le Blay.