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Tenemos un fútbol cada vez más prostituido, con varios dirigentes ingresando en una “peligrosa zona roja” ofreciendo "la pelota" al mejor postor, sin mayores condicionamientos que el incremento de los ingresos económicos por los derechos de TV, sin importar cómo ni por qué?

Una vez más, Grondona logró domesticar a los dirigentes que aprobaron un Torneo que no conocían en apenas un par de minutos, sin votos en contra. Es raro. Hoy, varios hombres del fútbol dicen estar analizando "la idea" que hasta el lunes desconocían... Entonces, cómo no se analizó primero y se votó después! Cómo no la estudiaron a fondo y luego se analizaba qué se hacía! Todo muy raro: primero se vota luego se analiza?

Por estas horas, la misma AFA parece despreciar la “justa deportiva” por las presiones periféricas, y como consecuencia de esto, no sólo se cambia el formato de un torneo, sino que se manosean de manera intempestiva las reglas de juego, con ascensos y descensos digitados como en tiempos tan lejanos como peligrosos. El fútbol argentino necesita un cambio. Nos consta que desde Santa Fe, Germán Lerche insiste con cambiar y federalizar el fútbol como alguna vez lo contó en el programa "El Cuarto Poder"... pero, no es justo que esto sea por decreto y sin jugar, por más club poderoso que esté en penumbras y por más equipo chico que no de raiting. Es como imaginar que Japón o China deben jugar el Mundial sin pasar la etapa eliminatoria porque son paises que garantizan una gran audiencia televisiva. Un espanto... en términos deportivos, claro!

Otra vez la dádiva es muy grande como para despreciarla y creer que "ganar" sigue siendo la única forma de escalar de categoría. ¿Cómo despreciar tamaño obsequio, si además, viene acompañado con un paquete de millones de pesos?
“Ascenso para todos”, parece ser la estrategia y todos contentos… menos “el Grupo”, que quiere su parte en la torta, y los estoicos hinchas que resisten este embate poderoso, con el orgullo de alcanzar los objetivos “jugando y no negociando”.

En este contexto, el Estado asoma como una especie de “proxeneta del fútbol”, abusando de una situación de superioridad o de necesidad o vulnerabilidad del ente rector del fútbol nacional, con el que tiene una estrecha relación desde hace dos años, con el promocionado y cotizado programa “Fútbol para todos” con vigencia durante una década.

Con asombro escuchamos por estas horas hablar de un “nuevo rescate económico” para el fútbol con más dinero del propio Estado, duplicando el extraordinario monto pactado y firmado hace apenas algunos meses. No era que aquello fue la “gran salvación”? No era que se controlaría cada centavo que ingresara a los clubes? No recalcaron que los 600 millones, que triplicaban el convenio anterior, era la gran solución del deporte más popular del país, evitando la fuga de jóvenes talentos? No habría desafiliación y descensos para aquellos clubes con cuentas en rojo?
Se dijo que el propio Estado sería el encargado de controlar a los dirigentes de las entidades afiliadas a la AFA. Por qué no lo hizo? Por qué no lo hace?

¿Qué cambió en apenas dos años para barajar y dar de nuevo, y ya no sólo en cuestiones económicas sino deportivas?
"Este quilombo se salvaba si River no descendía" dijo el VOCERO DE LA AFA, Ernesto Cherquis Bialo y tras cartón, sin ruborizarse lanzó: "la televisión paga por ver a los mejores", y así parece justificarse este auténtico grotesco.
La historia sigue. El presidente de Lanús, Nicolás Russo, blanqueó la presión del Gobierno: "La AFA fue citada en Casa Rosada. Les explicaron el proyecto. Era aprobarlo o no..." dijo uno de los “popes” del balonpié doméstico.

Se prostituye definitivamente el fútbol si se acepta esto como lo presentó el mismo vocero de la AFA. Asistimos a otro camuflado round entre el gobierno Nacional y el Grupo Clarín (los derechos del Nacional B pertenecen a TSC, la sociedad entre Torneos y Competencias y el Grupo Clarín), con la AFA agazapada esperando atajar otro paquete de dólares.
En unos meses se votará y se decidirá en Asamblea si hay o no nuevo Torneo. Hay tiempo para pensar, analizar, estudiar un certamen más federal, con ascensos por méritos propios y en la cancha, y desactivar así, un “negocio” improvisado que cada día que pasa, lesiona un poco más al generoso fútbol argentino.