La mayoría de los casos surge de un examen de rutina. Y el momento de la comunicación de la noticia se convierte en la pesadilla que cualquier mujer nunca quiere experimentar. Pese a que el oncólogo aclare que se trata de una variedad de la enfermedad no invasiva y que se encuentra en la fase inicial de su desarrollo, la palabra "cáncer" se apodera de la escena y provoca el pánico.
El principal temor de la paciente radica en el riesgo de vida. Una vez resuelto ese misterio, la preocupación se traslada al tratamiento: ¿Cómo se soportarán los efectos de la quimioterapia?, ¿Cómo quedará la figura del pecho después de la masectomía? Y justo en ese punto, llega el cambio abrupto del escenario.
¿Qué sucedería si el oncólogo recomienda no tratarse el cáncer con los métodos habituales?, ¿Cuál sería la reacción de la paciente al escuchar que con el consumo de un simple medicamento se podría ahuyentar el peligro?
Con motivo del mes internacional de la lucha contra el cáncer de mama, la revista Time publicó un informe en el que varios especialistas y protagonistas apuntan un nuevo paradigma en el tratamiento contra la enfermedad. Se trata de dejar a un lado los métodos tradicionales y reemplazarlo por terapias menos nocivas en la lucha contra el carcinoma ductal in situ (CDIS), la variedad más común del cáncer de mama en todo el mundo.
Se trata de un cáncer no invasivo que desarrolla neoplasias en los conductos mamarios. El hecho de ser "in situ", significa que el tumor no ha invadido otros tejidos del pecho. Por ende, las probabilidades de mortalidad por esta variedad son casi nulas.
Varios científicos aseguran que los métodos tradicionales, como la quimioterapia o la cirugía, pueden llegar a ser mucho más dañinos para el cuerpo que un simple fármaco, también efectivo. Además, alertan sobre los altos costos que suponen los tratamientos más clásicos.
"Escucho gente decir que, como la medicina es tan importante, no debemos cambiar tan rápido de métodos. Yo digo exactamente lo contrario: como la medicina es tan importante, necesitamos innovar", aseguró Laura Esserman, directora de oncología del Centro de Cuidado Mamario Franc Buck, en la Universidad de California.
"No hacer nada"
La revista Time relató la historia de Desiree Basila, quien fue diagnosticada de CDIS en su fase inicial a sus 52 años y fue ella misma la que apostó por una nueva vía de curación.
"¿Qué pasaría si decidiera no hacer nada?", fue la pregunta que lanzó Basila a su oncóloga, Shelley Hwang, especialista de la Universidad de San Francisco. Lo sorprendente para Basila fue que la doctora se mostró receptiva y dispuesta a afrontar un método no tradicional en su enfermedad.
"No hay ningún dato concreto sobre cuál tratamiento es el más razonable para una situación de la enfermedad tan temprana. Si vamos a aceptar que aún esos enfermos que tienen 1% de probabilidades de muerte necesitan un tratamiento tradicional, estamos en problemas. Biológicamente no es una buena manera de afrontarlo. Además, es carísimo", sentenció Hwang.
La experiencia de Basila sucedió en el 2007 y el tratamiento consistió en el consumo de una droga llamada Tamoxifen, que bloquea el estrógeno, la hormona que puede funcionar como combustible para el desarrollo de un tumor. Se la alternó con dos controles anuales,repartidos entre mamografías y resonancias magnéticas.
Basila se encuentra hoy sana a sus 60 años y todavía da clases de ciencia en una escuela secundaria de San Francisco.
Hwang, por su parte, fue premiada recientemente con 1,8 millones de dólares por un estudio retrospectivo en el que se comparaban un control de vigilancia activo con las terapias convencionales.
El camino hacia el cambio
La lucha contra el cáncer de mama evolucionó a grandes pasos a lo largo de los últimos 20 años. Diversos descubrimientos e investigaciones llevaron a que, esta enfermedad representó, sólo en Estados Unidos, al 3% de todos las mujeres fallecidas por año.
Aún así, en el mundo mueren unas 458 mil mujeres por año debido al cáncer mamario y es una cuenta todavía pendiente en la comunidad científica.
El primer gran avance surgió a inicios del 2.000, cuando se demostró que una terapia habitual de reemplazo de hormonas (HRT) que utilizaban las mujeres en su fase menopáusica, alimentaba de manera muy violenta el desarrollo de tumores. Esa terapia se abolió y el porcentaje de enfermas disminuyó considerablemente.
Luego, nuevos estudios en la última década no hicieron más que justificar un cambio en los métodos terapéuticos: quedó demostrado que aquellas mujeres con cáncer de mama en fases 1 y 2 que se someten a dobles masectomías, tienen una probabilidad menor al 1% de supervivencia absoluta en el lapso de 20 años.
Además, no se hallaron certezas de que la quimioterapia generen beneficios claros para enfermas en fases tempranas.
Peligros colaterales
Según la revista Time, el cáncer tiene un problema con el lenguaje: Escucha la misma palabra la paciente con una baja presencia del CDIS, que aquella que padece metástasis de tumores malignos repartidos por todo el cuerpo.
Ese factor, sumado al negocio siempre presente detrás de las terapias, conduce a un estado de "sobretratamiento".
La denominada masectomía profiláctica contralateral supone la remoción de un pecho sano lindero a zonas cancerígenas y se aplica como modo de prevención ante reapariciones del tumor. Sin embargo, esa terapia no es oportuna para todos los casos.
Ese tipo de masectomía creció de manera abismal en los últimos tiempos: en la última década, los porcentajes de esa cirugía se duplicaron, mientras que el porcentaje de muertes por cáncer de mama no disminuyó de una manera proporcional.
"Estamos hablando de una cirugía mayor. Esto requiere revisiones, dolores constantes, hernias. Creo que la mejor manera de entenderlo es que esto provocará futuras cirugías a lo largo de tu vida", explicó Hwang.
La otra campana
También existen aquellos especialistas que todavía defienden a las terapias tradicionales como los mejores métodos para hacerle frente al cáncer en cualquiera de sus versiones.
"Cuando se aplican medicamentos como el Taxifen, uno tiene que estar muy seguro de las consecuencias que esto puede tener en las mujeres", dijo Trevor Powles, oncólogo del Royal Marsden Hospital, de Londres.
Por la misma línea siguió Lesley Walker, científico y director de investigación de la ONG "Cancer Information": "Sin duda el tamoxifen es vital en la lucha contra el cáncer, pero tampoco hay que considerarlo como la píldora mágica. Hay que ser cuidadoso y analizar las terapias hasta el último detalle", dijo.
Otras terapias
La comunidad científica realizó grandes hallazgos en lo que refiere al tratamiento del cáncer de mama.
La aparición de la droga Palbociclib reflejó un hecho significativo en la detección del crecimiento de tumores en fases terminales. Un estudio del Centro Memorial Sloan Kettering reveló que aquellas enfermas de un cáncer crónico que combinaron este medicamento con el Letrozole tuvieron un promedio de supervivencia de 20,2 meses desde el inicio de la terapia. Sin embargo, aquellas que sólo se quedaron con el Letrozole murieron a los 10 meses.
Por otro lado, un informe publicado en el New England Journal of Medicine reveló la aparición del Oncotype Dx, un test que puede predecir si la quimioterapia va a ser efectiva en cada caso particular.
Mientras tanto, otro estudio publicado en el Journal The Lancet indicó que la igesta de un grupo de medicamentos llamados bisfosfonatos ejercen como fortalecedores de los huesos y ayudan a impedir la propagación de un cáncer mamario por el resto del cuerpo.
Domingo 18 de Octubre de 2015 - 20:42 hs
Cáncer de mama: la revolución del \\"no tratamiento\\"
Una corriente de científicos a lo largo del mundo pone en tela de juicio los métodos tradicionales de tratamiento para el cáncer no invasivo en su fase temprana. Qué pasa con aquellas pacientes que no necesitan quimioterapia ni mastectomía.