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Miércoles 23 de Septiembre de 2015 - 20:15 hs

Georgia, el próximo rival de los Pumas

 En su mansión, Bidzina Ivanishvili tiene desde una colección de Picassos hasta canguros y tiburones. Fue primer ministro de Georgia al mando de un partido que denominó Georgian Dream, como una de las canciones de su hijo rapero Bera. Fue acusado de tener vínculos con el primer ministro ruso Vladimir Putin y multado con 90 millones de dólares por violar las normas de recaudación de fondos para su partido. La revista Forbes llegó a rankearlo como el 153° más rico del mundo y calculó su fortuna en 6400 millones de dólares. Buena parte de ella la aporta al seleccionado nacional de rugby de su país, que el sábado pasado, ante Tonga, consiguió la victoria más importante de su historia y el viernes se enfrentará con los Pumas en un partido que será determinante para ambos camino a los cuartos de final del Mundial.

Luego del durísimo combate que implicó jugar ante los All Blacks, los Pumas tendrán sólo cinco días de descanso antes de enfrentar otro exigente duelo físico ante la aspereza de los georgianos. La victoria ante Tonga, favorito a priori por antecedentes pero no tanto por presente, convirtió al choque en el Kingsholm Stadium de Gloucester en un partido mano a mano por el segundo lugar del Grupo C de Inglaterra 2015.

Los Pumas son amplios favoritos a ganar. Cuando se realizó el sorteo, hace ya casi dos años, fue una bendición haber caído en esa zona y no tener que enfrentar a un grande de Europa o del Pacífico para meterse entre los ocho mejores, como ocurrió en los demás Mundiales (Escocia en 2011, Irlanda en 2007, 2003 y 1999, Samoa en 1999, 1995 y 1991, Gales en 1991, Fiji en 1987). Con cuatro años de Rugby Championship en sus espaldas y triunfos ante las potencias, el partido se presenta como accesible, lo que no significa fácil. Georgia representa un duro desafío físico y ha avanzado mucho respecto de años anteriores.

Gracias al aporte de Ivanishvili y de World Rugby, que invierte 50 millones de dólares por año en la organización de la Nations Cup y la Tbilisi Cup (en la capital de Georgia) para el desarrollo de los países emergentes (entre ellos, la Argentina, que participa con su segundo seleccionado), Georgia es el país de mayor crecimiento en los últimos años. Pero la contribución más importante viene del excéntrico millonario, que construyó un centro de entrenamientos con hotel, una cancha de césped natural y otra de césped artificial, un gimnasio completo y una pileta. "Tenemos instalaciones que no tiene nadie en Nueva Zelanda", cuenta a The Times su entrenador Milton Haig, uno de los seis neozelandeses que tienen a su cargo algún equipo en este Mundial. "Ivanishvili solo ha invertido más plata en el desarrollo del rugby que cualquier otra persona en todo el mundo. Es nuestro bienhechor. Su política es \\'construye y la gente vendrá\\'. Y es verdad. Construyó media docena de centros de entrenamiento en toda Georgia y el juego ha crecido exponencialmente desde que llegué en 2012".

Debutante en los Mundiales en Australia 2003 (donde cayó con Uruguay), consiguió su primera victoria en Francia 2007 (ante Namibia) y repitió en Nueva Zelanda 2011 contra Rumania, a quienes superó ampliamente en la pugna por ser el mejor de Europa fuera del Seis Naciones. De hecho, ganó cinco años seguidos la European Nations Cup. Ahora su objetivo es inmiscuirse en la elite. Se habla de un sistema de ascensos y descensos, una ampliación o una división en dos grupos del Seis Naciones.

"Nuestra meta es ser un equipo top 10 en cinco años. Es realista. Podemos estar a la altura de cualquiera físicamente: nuestros valores en fuerza y estado físico están a la par de los mejores", continúa Haig. "Pero la capacidad de tomar decisiones bajo presión y el hecho de jugar consistentemente en el primer nivel es lo que marca la diferencia. Eso son los equipos del Tier 1. No estamos interesados en el Seis Naciones. Queremos jugar el Siete Naciones. Dennos un par de años y si no somos competitivos, nos retiramos."

El del sábado será el tercer enfrentamiento consecutivo ante los Pumas en mundiales, y el cuarto en total. En 2007 el triunfo argentino fue por 33-3 (6-3 en el primer tiempo), en 2011 fue 25-7 (5-7) y en 2013 en San Juan, sin las figuras, fue 29-18 (9-12). El común denominador fue que a los argentinos les costó mucho destrabar el partido. "Son un equipo acostumbrado a jugar bajo la presión de los golpes, les gusta eso", dijo Juan Imhoff, autor del primer try en Palmerston North, en 2011. "Si hacemos un juego prolijo los podemos lastimar, pero si entramos en el juego de ellos la podemos pasar mal".

Como se aprecia en la correlación de resultados, cada partido ante los Lelos (les dicen así a partir de un deporte similar de origen georgiano) fue más parejo que el anterior. "A Georgia lo venimos analizando desde hace mucho. Tenemos los videos jugador por jugador de todos los partidos de los últimos dos años. Pero el viernes nos sorprendió que tuvieron una organización defensiva que no les habíamos visto", cuenta Germán Fernández, entrenador de destrezas de los Pumas. "Tenemos que ocupar bien todo el ancho de la cancha y darles mucho ritmo, moverlos, ganar los duelos y no cometer penales".

En el rubro defensivo, ante Tonga se destacó el emblema de Georgia, Mamuka Gorgodze, que aplicó 24 tackles. Godzilla, tal su apodo, apoyó el primer try y llegó a los 25 en su carrera, que incluye 62 Test Matches, una cifra envidiable hasta para el más afamado wing. Después de jugar nueve años en Montpellier, donde compartió la cancha con varios argentinos (Creevy y González Amorosino, de los que están en el plantel actual), la próxima temporada jugará en el poderoso Toulon. Allí radica otra de las claves del progreso de Georgia: nueve jugadores actúan en el Top 14 de Francia, entre ellos cinco pilares (Davit Kubriashvili, Levan Chilachava y Davit Zirakashvili, los más reconocidos). En el otro extremo está el medio-scrum Vasil Lobzhanidze, que el sábado se convirtió en el jugador más joven en disputar un Mundial. Con 18 años y 340 días, superó al norteamericano Thretton Palamo, que tenía 19 años y ocho días cuando jugó su primer encuentro en 2007.

"Nuestro objetivo es ganar dos partidos, Tonga y Namibia, pero ahora que ganamos el primero vamos por más. ¿Por qué no una victoria contra Argentina?", se pregunta Haig. "Cuando podés derrotar a un equipo como Argentina, entonces podés hablar de avanzar al siguiente nivel. Somos buenos para ganar uno o dos partidos por año frente a equipos que están ubicados entre los diez primeros del ranking, pero nuestra meta es competir de manera consistente contra los ocho mejores del mundo". El viernes, los Pumas buscarán postergar un poco más ese salto.

Fuente: canchallena.com.ar