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Domingo 06 de Septiembre de 2015 - 22:01 hs

Sustentabilidad: qué puede aprender Argentina del modelo sueco

El país nórdico es considerado el más avanzado en cuestiones verdes y de responsabilidad ambiental, mientras el nuestro se ubica en los peores lugares entre los emergentes.

Las políticas amigables con el medio ambiente son claves para nuestro futuro. En la ciudad de Buenos Aires se generan unas seis mil toneladas diarias de basura y más del 50 % terminan en los rellenos sanitarios de la Coordinación Ecológica Área Metropolitana Sociedad del Estado (Ceamse).

De acuerdo con la ley 1854 de Basura Cero, se esperaba que para 2012 la cantidad de residuos enviados a disposición final disminuyera en 750 mil toneladas anuales tomando como base el año 2004. Como no se pudo cumplir, se extendió ese compromiso hacia finales de 2015, donde la proyección es que la disposición final disminuya en 500 mil toneladas.

Con el objetivo de aprender del modelo más exitoso en sustentabilidad, Infobae realizó una visita por Estocolmo, en Suecia, para evaluar cómo logró ser uno de los países más amigables con el medio ambiente. Es muy importante interpretar el contexto en el cual se analiza una economía: en un país con grandes extensiones de territorios despoblados donde hasta el siglo XIX el 85% de su actividad respondía al sector agrícola. Hoy, mientras el promedio de densidad de población en los países escandinavos es de 15,5 hab/km2, en Suecia es de 20,6. La mayor cantidad de su población se concentra en Estocolmo, Gotemburgo y Malmö.

Si bien en Estocolmo viven 1.400.000 habitantes, el país tiene una población de 9,5 millones y está ubicada en la tercera posición dentro del Índice para una Vida Mejor publicado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) todos los años. Los números clarifican el caso, ya que ha obtenido una puntuación de 9,8 sobre 10 para estar en dicha posición medioambiental. El nivel de partículas atmosféricas es de 10,2 microgramos por metro cúbico, mientras que la media de la OCDE es de 20,1 microgramos por metro cúbico.

Cuando se estudia el caso sueco, no es casualidad que la primera conferencia de la ONU sobre el medio humano fuera convocada en Estocolmo en junio de 1972, donde se acordó un plan de acción con 109 recomendaciones y una resolución con principios para el desarrollo y el medio ambiente de cada uno de los países convocados (113 en total). Desde esa fecha el Protocolo de Kioto sobre el cambio climático celebrado en 1997 en Japón, de los países nórdicos, fue Suecia quien ejerció en la práctica cada uno de los principios y los acuerdos que habían sido realizados unos 25 años antes y hoy unos 43 años antes. Es decir, medio siglo de adelanto en materia medio ambiental para este país.

En Estocolmo se generan una media anual de 4 toneladas de dióxido de carbono por persona, mientras en Estados Unidos o Australia en el mismo período se producen 20 toneladas. De acuerdo con la Dirección de Cambio Climático de la Secretaria de Ambiente y Desarrollo Sustentable, en Argentina no estamos tan mal, ya que la huella promedio es de 5,71 toneladas. El índice surge de cuantificar las emisiones producidas por el uso de la energía, el transporte, la alimentación y los hábitos de consumo y esparcimiento, entre otros.

En la Argentina aún faltan acuerdos básicos entre los actores sociales y económicos involucrados en la cadena de generación, recuperación y disposición final de los residuos sólidos urbanos: técnicos, cooperativas de recuperadores, empresas recolectoras, vecinos, ONG, grandes generadores, consorcistas, empresas y consumidores.

El "protocolo porteño" surgió a través de una comisión ad hoc conformada a través del Consejo Económico y Social de la ciudad de Buenos Aires, que propone 14 pilares fundamentales para lograr el avance sobre el tratamiento de la basura, entre los que podemos señalar: entender a la basura como un recurso económico, generar conciencia, apostar a la contenerización en residuos húmedos y secos, incentivar las tareas de las cooperativas, atender las particularidades por barrio, fortalecer los centros verdes, mejorar el sistema de pago a las recolectoras sobre seco y húmedos, incorporar tecnología para los desechos húmedos, mejorar los coeficientes de medición, controlar y supervisar a los actores involucrados.

Caso Hammarby Sjöstad
Hammarby Sjöstad es un modelo de barrio ecológico dentro de la ciudad de Estocolmo donde sus 30.000 residentes mantienen políticas de convivencia amigable con el medio ambiente. Su masterplan fue redactado en 1991 y revisado en 1996 por el Stockholm City Planning Bureau. Las obras se iniciaron en 1997 y descontaminaron unas doscientas hectáreas de suelo. Se cambió la ubicación de los edificios industriales y hasta el 2016 el proyecto es construir 11.000 viviendas que alberguen a 25.000 habitantes y 200.000 m2 de espacios comerciales y trabajo. El masterplan implica la creación de unos 10.000 empleos en este barrio.

El barrio cuenta con un sistema de carpooling del que participan 300 vecinos y unos 25 coches. Cada vecino paga una cuota en la que se incluye hasta el combustible (solo biogás o etanol) y se utiliza solo cuando es necesario. La planificación del barrio fue realizada para favorecer la actividad urbana y evitar los desplazamientos vehiculares suburbanos. Es decir, la ciudad se concentra en espacios reducidos. Mientras en China, Corea, África, Australia, Estados Unidos las ciudades crecen haciendo sus distancias más largas, en Estocolmo se busca que vivan más personas concentradas en menor superficie. Las distancias cortas son eficientes y baratas.

El proceso de reciclado de la basura del centro comercial y el barrio incluye la clasificación y la separación de residuos en: restos biológicos, papel y el resto. La basura se traslada mediante un sistema neumático a un centro de procesamiento. Ningún recurso se derrocha, ya que se producen abonos, el papel se tritura y el resto se quema en una planta de cogeneración del barrio para producir electricidad, agua caliente y calefacción para las viviendas.

La empresa ENVAC es quien se encarga de la recolección a través de puntos instalados en el centro comercial y en los edificios de viviendas. Cuando se llena el área de almacenamiento con basura, unos sensores lo detectan y los extractores se ponen en marcha y succionan la basura a una velocidad de 70 km/hora. El sistema opera a una distancia máxima de 2 km y contiene hasta el volumen de 3000 viviendas.

Lo interesante es que se ha intentado con esta planificación de ciudad y comercio integrar a la energía, el agua y la basura como recursos administrables por el sector público y privado. En relación con el agua, hay un tratamiento diferencia para los pluviales y los residuales. El caso de agua de lluvia se filtra y purifica mediante balsas de descarga que se derivan a espacios verdes y el restante al lago. Los residuales se llevan a una planta de tratamiento que es utilizada para la producción de biogás con el que se cocina y es el que se emplea como combustible para los autobuses. A su vez, otra parte se recupera con el calor residual junto con la basura antes citada en la planta de cogeneración.

En Suecia y en el mundo en general estos planes cuentan con el inconveniente de la participación y el compromiso de los actores sociales y económicos para alcanzar los objetivos propuestos. El plan contemplaba que el 75 % de la reducción de basura se conseguiría mediante las obras de infraestructura y el resto mediante la conciencia ecológica de sus habitantes. Hasta el momento solo se ha logrado conseguir el 40 %. El hombre es el mismo, independientemente de la porción de tierra en donde viva.

Los inconvenientes existen para lograr prácticas de sustentabilidad en el medio ambiente, pero evidentemente el diálogo, la planificación, el control y el cambio de hábito son claves en este proceso. Trescientos años antes de Cristo Aristóteles decía: "Somos lo que hacemos repetidamente. La excelencia, entonces, no es un acto; es un hábito". Hay que cambiar el hábito y para eso, como demuestra el caso de Hammarby Sjöstad, la planificación es fundamental.

Fuente: Infobae