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 Es época de campaña y Luis Fernando Zamora cuenta que está harto de "ver todos los días la cara de (Horacio Rodríguez) Larreta en SubteTV", inaugurando obras que se hacen "con dinero del pueblo"; como usuario habitual del transporte público, le molesta tener que soportar una forma de hacer campaña con recursos públicos que considera "una inmoralidad similar a la de (Mariano) Recalde", cuya candidatura incluso fue impulsada por la Presidente en Cadena Nacional.

Se siente en desventaja por esa disparidad de recursos y porque los medios de comunicación instalan en la opinión pública que hay tres candidatos a jefe de Gobierno (el tercero es Martín Lousteau, al que considera una construcción política ficticia), cuando en realidad son cinco porque él y Myriam Bregman también compiten.

De todos modos no pierde la fe: cree que "la mentira de los de arriba en un momento se agota" y propuestas como la que él impulsa desde el espacio Autodeterminación y Libertad "tienen mayor repercusión".

"El bipartidismo murió, ya no es como hace 40 años, que todo se dividía entre peronistas y radicales. ¿Alguien se imagina a la gente en la casa diciendo \\'Ganamos hoy, vamos Larreta\\'?", reflexiona desde la cabecera de una mesa del bar del Hotel Dazzler, donde dialoga con cuatro periodistas de Infobae.


Acaba de cruzarse con Fernando Niembro (detrás de cámara esperó gentilmente el final de esa entrevista) y lamenta que se apele a caras conocidas para disimular carencias de contenido o a slogans que venden falsas ideologías. "Todos dicen que tienen algo de la izquierda y yo creo que algo falla en la utilización de esa palabra", analiza.

Aclara que no tiene el izquierdómetro, pero coloca al PRO en la vereda de enfrente y con un ejemplo contundente señala dónde está parado el gobierno nacional: "La izquierda lucha contra el capitalismo y el kirchnerismo se enorgullece de haber pagado deuda externa en efectivo como nunca".

En base a ese análisis considera que "decir que Kicillof es marxista es una falta de respeto a Marx", por lo que entiende que "el primero que debería salir a desmentirlo es él, que desde hace dos años es el ministro de Economía del ajuste".

A los 67 años, Zamora aún sigue con ganas de levantarse a las 6 de la mañana para caminar la calle y dar a conocer sus "propuestas de cambio estructural", que hacen hincapié en "construir un poder desde abajo, de autoorganización popular, para que nada se haga sin la aprobación de los vecinos" de la Ciudad.

Propone urbanizar las villas; que los bancos paguen impuestos por sus actividades para asignarlo a la construcción de viviendas populares; aplicar un gravamen a las casas ociosas en manos de los pools sojeros, que destinan sus ganancias a la compra de inmuebles; y suspender todo pago de la deuda externa, "porque es ilegítima y ya se pagó varias veces".


Adrián Escandar
El problema es que la izquierda vuelve a cometer el histórico error de ir fragmentada a las elecciones. "Se hacen alianzas que sólo tienen un objetivo electoral y después se rompen, estamos divididos porque cada uno se ve como el embrión del partido que va a dirigir la lucha contra el capitalismo", diagnostica Zamora con un gesto de resignación.

"Dicen \\'meta izquierda en el Congreso, meta izquierda en el Congreso\\', como si el hecho de sumar tres diputados fuera a solucionar los problemas... Nosotros (Autodeterminación y Libertad) no proponemos eso, no creemos en los pastores ni en los rebaños", resume tras un sorbo de café.

Sonríe cuando se le pide que rememore el día que abandonó el Congreso a los gritos, en repudio a la visita de George Bush (padre), y recuerda con satisfacción "haber tenido el privilegio" de ser uno de los pocos políticos que luego de la crisis de 2001 pudo caminar por la calle sin que lo insulten.

Cuenta que aún hoy el porteño le dice "frases muy motivantes" cuando lo reconoce por la calle, porque incluso los que no están de acuerdo con su ideología le expresan respeto por su manera de hacer política. Entiende que eso sucede porque hace "militancia real, no el carrerismo del tipo que busca cargos cada vez más altos para enriquecerse y tener más poder, que es lo que ocurre con la dirigencia tradicional".


Adrián Escandar
Considera que "todo el sistema institucional gira en torno a la mentira" y marca que la peor frase de la Constitución es la que dice que "el pueblo delibera y gobierna a través de sus representantes"; por eso señala que haría una corrección: "Pondríamos \\'el pueblo delibera y gobierna como libremente decida hacerlo\\', porque es curioso que una posición supuestamente democrática esté encabezada por un enunciado prohibitivo".

Sin embargo cree que aún se está a tiempo de generar un verdadero cambio, porque "la gente no da la vida por (Horacio Rodríguez) Larreta ni por otro dirigente; si fuera así, vería todo con mucha preocupación". Lo que lo inquieta es no saber a quién votar en las elecciones presidenciales.

-Las encuestas marcan que seguramente el próximo jefe de Estado será Daniel Scioli o Mauricio Macri, ¿qué va a hacer usted en el cuarto oscuro?
-Obviamente no voto a ninguno de los dos, en esos casos lo que hago es impugnar o a veces pongo una frase: "No voto a ninguno de los dos por tal cosa...". La gente no tiene que elegir al menos malo ni votar tapándose la nariz, debería expresar lo que siente: póngale, escríbale lo que piensa.

-En épocas de elecciones, si usted aparece como opción, la gente que no sabe a quién elegir dice "yo voto a Zamora", ¿qué le genera eso?
-(Sonríe con ganas) Entonces creo que habría que difundir más que está la opción Zamora...