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Lunes 01 de Junio de 2015 - 17:42 hs

El retorno del vinilo en la era del sonido digital

Sony y Warner reeditan viejas joyas y clásicos de Pescado Rabioso, Soda, Sui Generis y Fito Páez. El formato atrae a nostálgicos y melómanos dispuestos a pagar hasta 5 veces el precio de un CD.

Nobleza obliga: el título de esta nota no es del todo exacto. El vinilo no retorna, porque nunca se fue del todo. En plena era digital, del furor por el streaming y las tiendas online, los vinilos resurgen recategorizados por la industria discográfica. Días atrás, Sony Music reeditó 15 viejos clásicos del rock argentino, entre los cuales sobresale Artaud , la obra cumbre de Luis Alberto Spinetta, publicada por primera vez en 1973, hace 42 años. No es un caso aislado: hay otras multinacionales, sellos locales y bandas embarcados en canalizar parte de su producción al imperecedero formato analógico.

“Nadie se imaginó este resurgimiento”, admite Damián Amato, CEO de Sony Music, al aludir al reciente lanzamiento de su compañía, dueña de los catálogos originales de RCA, CBS y Microfon, que contemplan discos memorables de muchos grupos nacionales, entre ellos Almendra, Pescado Rabioso, Invisible, Sui Generis y Soda Stereo. Los planes de Sony contemplan el relanzamiento de muchas de esas joyas en vinilo, exactamente como los originales. En el caso de Artaud , se conservó el mismo diseño de tapa original, de mayor tamaño y con puntas irregulares. “El arte es tan importante como el audio”, añade Amato, aludiendo al segundo álbum solista de Spinetta.

Considerado por muchos como el mejor disco de rock argentino, Artaud fue adjudicado inicialmente a Pescado Rabioso, a mediados de 1973, por razones contractuales con Talent, uno de los sellos de Microfon. Esa banda, sin embargo, ya estaba disuelta, precisamente por la disconformidad de sus integrantes (Carlos Cutaia, Black Amaya y David Lebón) con los temas “inentendibles” de Spinetta. “Cuando lo escuché me quería morir”, se autocriticaba tiempo después Amaya, el olvidable exbaterista del grupo.

Según la Capif (la cámara de ls discográficas), los compact representan el 88% de las ventas totales en soportes tangibles y el vinilo, apenas el 0,1%. El porcentaje del vinilo (la Capif no divulga cifras concretas) parece bajo, pero no contempla el enorme mercado del usado ni mucho menos los discos importados. Ni la inexistencia en el mercado local de bandejas o de disquerías con bateas para exponer el material. Así y todo, en el mercado coinciden en el inmenso potencial del vinilo. “La industria nunca estuvo en crisis: nos quejamos de la piratería, pero la clave es hallar un modelo para afrontarla. La música nunca tuvo tanta penetración y el vinilo es una de las respuestas”, considera Amato.

“Lo que hizo Sony es genial y abre perspectivas”, celebra Diego Villanueva, director de Marketing de Warner Music, otra de las tres grandes multinacionales del sector. Y que junto con Universal, manejan el 80% del mercado. Villanueva, sin embargo, aclara que su compañía viene reeditando “500 títulos anuales en vinilo”, mitad de los cuales los importa a la Argentina. “Venimos trayendo desde hace 2 años; la diferencia es que Sony reeditó gran parte del mejor rock argentino”, agrega este alto ejecutivo de la Warner.

De la mano de esta discográfica llegan discos exitosos de Led Zeppelin, Madonna y Red Hot Chili Peppers, entre otros, cuyos precios no bajan de los $500 la unidad. “Algunas ediciones especiales en caja, con varios vinilos, pueden alcanzar los $3.000. Y se agotan”, aclaró Villanueva. También Warner está planificando reeditar algunas obras de rock local, entre las que se destacan tres álbumes de Fito Páez: El amor después del amor, Circo Beat y Tercer Mundo , que prevén lanzar antes de fin de año.

“El vinilo es un negocio de nicho, pero es algo más que interesante. En Chile es una locura tremenda: allá el CD murió definitivamente y reaparecieron disquerías exclusivas para venta de vinilos”, advierte Villanueva. Matías Castro, director de Ventas de DBN (Distribuidora Belgrano Norte), coincide en esa apreciación: “Es un mercado más chico, pero allá venden entre 50.000 y 60.000 copias anuales”, grafica. DBN tiene un acuerdo con Sony para la distribución de las reediciones de rock nacional. Sobre este punto, Castro puntualiza que el vinilo tiene un potencial enorme, pero que existen dos grandes limitaciones, y ambas tienen que ver con las trabas a las importaciones. “Por un lado, falta una fábrica de discos y por otro, la escasez de bandejas y equipos”, enumeró.

Si bien no tienen tanta incidencia en volumen, los márgenes y la rentabilidad del vinilo resultan más que atractivos. En Zivals, “las ventas de discos representan el 10% de la facturación total del negocio, pero apenas el 2% en unidades”, explica Fernando Laviz, director de ventas de esta tradicional disquería y librería porteña. A pesar de la crisis, la firma nunca dejó de vender discos y hasta se animó a lanzar, a fines de los 90, Aqua Records, su propio sello discográfico.

“Un vinilo quintuplica el precio de un CD. Por ejemplo, La canción es la misma, un disco doble de Led Zeppelin, se vendió la semana pasada en $1.100”, señaló Laviz a iEco. El valor promedio de un CD ronda los $100 y un vinilo importado, entre $500 y $800. “¿Cuál es el perfil medio? Es un público amplio, en general melómanos, de 20 a 70 años, mayormente masculino y que entra a ver lo que hay”, describió.

Pop Art Music, de origen local, es otra de las discográficas que se subieron a la movida. Alberto Moles, su director, explica que ya reeditaron algunos títulos puntuales de Babasónicos, Los Cafres y Los Auténticos Decadentes, y adelanta que tienen previsto lanzar los últimos 4 álbumes de La Renga en vinilo por pedido expreso de la banda. “Lo vienen pensando desde hace tiempo, porque les gustaría sonar como Manal”, dijo. Suena ambicioso, como el vinilo.