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La Justicia rosarina ratificó la condena a prisión perpetua para un hombre de 36 años que fue hallado culpable del crimen de una adolescente ocurrido en 2008 en Las Parejas. Según la resolución de la Sala III de la Cámara Penal, Antonio Gustavo Mendoza deberá además afrontar el pago de 500 mil pesos a la familia de Bárbara Simón, a quien asesinó a golpes y con una profunda puñalada en el cuello, en un hecho que conmovió a la comunidad parejense.

Mendoza había sido condenado en mayo pasado por el juez de Sentencia Nº 2, Antonio Ramos, en un fallo apelado por la defensa, que pidió la nulidad en función de ciertas objeciones a las pericias dactilares y caligráficas que fueron parte de las pruebas contra el acusado.

Salvajemente. Bárbara fue asesinada la madrugada del 14 de junio de 2008 en la calle 23 de Las Parejas. Volvía de lo de su novio. La hallaron tendida en la vereda tras ser salvajemente golpeada y ultimada con un corte de seis centímetros en el cuello, propinado por un cuchillo que luego apareció en el techo de una casa lindera.

"No queríamos que fuese él, conozco a su familia. No sólo arruinó la nuestra sino también la suya", había dicho la madre de Bárbara cuando tres meses después apresaron a Mendoza.

En contra del imputado obró, fundamentalmente, el hallazgo de una huella digital suya —se comparó con las de nueve sospechosos— en el arma homicida: una cuchilla en cuyo mango había una inscripción —la letra "M" y el número "41"— que según la pericia caligráfica había sido hecha por el acusado.

Mendoza, que trabajaba como jornalero y pintor, tenía antecedentes relacionados con tenencia de drogas. Y si bien nunca admitió haber sido el autor del crimen, varias personas afirmaron haberlo visto en distintos sitios horas antes del asesinato "sacado", "dado vuelta", "tomado y empastillado". Incluso se dijo durante el juicio que había estado amenazando diciendo que tenía un cuchillo.

Nulidad. La defensa pidió la nulidad de la sentencia y la consiguiente la absolución de Mendoza. Cuestionó la pericia de las huellas y objetó que durante el juicio no se hubieran realizado otras pruebas solicitadas. En un sentido similar se pronunció sobre el peritaje caligráfico.

Para la defensa no estaba probada la autoría de Mendoza. Por ende, tampoco consideró atinado el fallo en cuanto a la demanda civil.

Por su parte, el fiscal de Cámaras rebatió esos argumentos y, en virtud de las conclusiones "suficientemente fundadas que indican que la sangre existente en el cuchillo es de la víctima y las huellas del imputado", avaló el fallo de Ramos.

En igual sentido se expresó el camarista Otto Crippa García, quien integra la Sala III junto con Elena Ramón y Daniel Acosta. Destacó el "completo análisis de las pruebas" de Ramos y calificó de "impecable" su pronunciamiento.

Mendacidad. Además de respaldar las pericias realizadas, Crippa se refirió a los testimonios que incriminaron a Mendoza, así como a los que pretendieron desvincularlo. Así, desestimó los dichos de su mujer que afirmó que el imputado estaba en su casa al momento del crimen.

"Se miente para esquivar una realidad que se trata de desfigurar porque se sabe evidentemente perjudicial ya que, en caso contrario, no hay razón para hacerlo. Esa mendacidad desvaloriza su descargo, que cede frente al cúmulo de elementos con que la fiscalía sostiene su autoría, y que con acierto desarrolló Ramos en la reconstrucción de los hechos", apuntó Crippa al ratificar la pena a prisión perpetua.