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Ríos ya había sido absuelto en un primer juicio realizado en 2009, cuando el TOC 12 porteño lo declaró inimputable. Pero en 2010, la Cámara Nacional de Casación Penal anuló parcialmente el fallo y ordenó la realización de un nuevo debate, aunque sólo por la cuestión de la imputabilidad, ya que los cuatro hechos por los que estaba acusado se consideraron probados. En su fallo, concluyó que "mató por placer".

La fiscalía y la querella habían pedido que Ríos fuera condenado a cadena perpetua y a 18 años de prisión, respectivamente. Sin embargo, el TOC 16 decidió declarar su inimputabilidad.

Los magistrados le habían ofrecido más temprano al acusado la posibilidad de pronunciar unas últimas palabras al acusado, pero Ríos se limitó a preguntar si debía cambiar la ubicación de su silla y decir “No”.

No obstante, su abogado se acercó al tribunal y le entregó un escrito en el que Ríos denunciaba por “falso testimonio” a los peritos Ana María Arias, Héctor Label, María Elena Ciccato y Mónica Herrán, quienes concluyeron que era imputable y sugirieron que podría haber sido entrenado para mentir.

En cambio, más de diez peritos sostuvieron que Ríos no puede comprender la criminalidad de sus hechos porque es esquizofrénico. El tribunal se basó en esos informes.

La familia de Marcenac rechazó la decisión. “A nuestro hijo lo mató una vez Martín Ríos, por segunda vez, el Tribunal 21, y por tercera vez, el Tribunal 26”, declaró Mónica Bouyssede, madre de la víctima.

“Fuimos estafados. Mientras este velo de mentira no se descorra, Martín Ríos tendrá la posibilidad de salir a la calle y volver a matar. No tengo esperanza, pero me resisto a tanta inmundicia, espero que en algún momento algo sea diferente a lo que es”, reflexionó.

Está comprobado que Ríos protagonizó al menos cuatro ataques a mansalva con su pistola Bersa Thunder calibre 380. El primero, el 19 de junio de 2005, en Vidal y Olazábal, en el barrio porteño de Belgrano, cuando efectuó al menos 12 disparos contra un colectivo. Hirió a un chofer y a un pasajero.

Casi un año después, el 2 de marzo de 2006, disparó contra una mujer que estaba en una confitería en Cramer y Juramento. En junio de ese año, volvió a usar su pistola contra un tren que pasaba por Cramer y Elcano.

Finalmente, el 6 de julio de 2006 Ríos sacó su arma en avenida Cabildo y José Hernández, y disparó al menos 13 veces, matando a Marcenac y lesionando a otras seis personas.

La madre de Marcenac recordó que cuando fue detenido, ocho días después, en Munro, “intentó escapar y después justificar qué hacía ahí y por qué tenía un arma”. Por eso, concluyó que “sabía lo que hacía”.

Ante los medios, la mujer leyó parte del primer dictamen pericial, en el que tres expertos concluyeron que “como el paciente no habla” y en “ausencia de otros elementos”, es inimputable. Según Bouyssede, “los peritos que fueron trabajando en las pericias posteriores no analizaron los hechos, sino que miraron esa primera pericia, y si mirás un elemento falso, obtenés un dato falso”.