Pese a que hasta ahora no formó parte del colorido marco que rodeó los primeros días de trabajo de la Selección, su figura adquiere relevancia por la magnífica carrera que ha elaborado en silencio pero con una efectividad notable. Su presencia en el armado albiceleste ha pasado a ser fundamental y para muchos el Mundial será ni más ni menos que la puntada final para su consagración definitiva. Angel Di María -el último en sumarse al trabajo que Pachorra dirige en Ezeiza-, ya tiene luz propia en una marquesina poblada de estrellas y sobre su figura descansan muchas de las expectativas que despierta el equipo nacional de cara a la cita de junio.
Y vale destacar la figura del rosarino porque, además de todos los pergaminos recogidos en su fructífera carrera, es el que mejor llega a la Copa del Mundo después de consagrarse como una pieza clave del mejor Real Madrid, el que recientemente se consagrara en la Champions League. El Fideo -como lo bautizaron sus amigos de la juventud en Rosario-, se cansó de correr en la impactante final en Lisboa y fue premiado como el mejor jugador de esa comentada final ante el Atlético del Cholo Simeone.
Por haber sido el último jugador de nuestro equipo nacional en terminar la temporada con su club recién regresó a la Argentina el martes y Sabella le permitió tomarse unos días de licencia extra antes de sumarse al resto de la plantilla. El flaco cargó las pilas de cara a la Copa del Mundo junto a los suyos en su Rosario natal, procurando despegarse de la tremenda rutina que afrontó en los últimos tiempos cuando debió afrontar nada más ni nada menos que 51 partidos en la temporada 13/14. Cada vez que fue requerido ha cumplido con creces en esta última etapa de la Selección, fundamentalmente por la polifuncionalidad que es uno de los atributos que más seducen a Sabella. Di María ha sabido brindar respuestas como un cuarto delantero o bien volanteando por la izquierda sin descartar la posibilidad de circular por el carril derecho para encarar hacia adentro con su perfil.
Tanto desde esas posiciones como colocándose al lado del volante central, para aportar la primera puntada en el pase entre líneas, el aporte del hombre del Real ha resultado fundamental. Siempre respetando el mismo perfil, mezclado entre el resto, sin tratar de sobresalir por las estridencias, el rosarino está llamado a ser uno de los elementos centrales del equipo albiceleste desde el minuto uno de juego.
El ex centralista -a quien recientemente un medio destacaba atinadamente como “el socio de todos”- saltó al fútbol grande durante el Sudamericano Sub 20 de Paraguay en 2007, conducido por Hugo Tocalli, después de pulirse en aquellos fantásticos grupos conformados por José Pekerman.
Los próximos pasos los fue dando con Sergio Batista, Alfio Basile -que lo subió a la Selección mayor-, Diego Maradona y finalmente Sabella, momento en el que se convirtió en uno de los ‘Cuatro Fantásticos’.
Todo lleva a pensar que Di María resultará uno de los hombres sobre los que descansarán los mejores pasos que dará nuestra Selección. Y será como hasta ahora, en silencio, con calidad y una entrega total.
Hoy - Selección Argentina
Viernes 30 de Mayo de 2014 - 09:59 hs