Hoy - Con un gran partido de Riquelme

Lunes 28 de Abril de 2014 - 00:25 hs

Boca goleó y se afirma en puestos de copa

Con una muy buena actuación del 10, que anotó de penal y fue ovacionado, el Xeneize superó en la Bombonera a Arsenal 4 a 2. Erbes, Colazo y Gigliotti, de penal, anotaron el resto de los tantos del local. Echeverría y Furch marcaron para Arsenal.

"Riqueeeeelme, Riqueeeeelme...", rugió la hinchada de Boca durante todo el choque ante Arsenal. "Riquelme no se va, Riquelme no se va...", pidió por momentos, en medio de una buena actuación del Xeneize, una de las mejores del campeonato. Fue 4-2 en la Bombonera, ya lejos de la lucha por el título, pero atento a la clasificación para la Sudamericana.

No fue sólo un reclamo por tratarse de un ídolo, más allá de que eso pesa, sino también un premio por el partido que hizo el enganche. Fue otra vez el mejor jugador del equipo, por su capacidad de conducción y por su claridad. Armó cada ataque, generó chances muy claras y hasta marcó de penal. Ya tiene cinco tantos y es el segundo goleador por detrás de Gigliotti.    

Aunque Román no quiere referirse al respecto, es el tema más importante en el presente de Boca -junto a la continuidad de Bianchi-, que depende de un milagro para gritar campeón. Actuaciones como la de esta noche seguramente lo hubiesen dejado más cerca de luchar por el título. Pero la irregularidad fue demasiada en un torneo tan corto.

Erbes abrió la cuenta al minuto, mientras que Echeverría puso la igualdad a los 16. Hasta ese momento, el 1-1 era justo en un encuentro parejo. Después, Boca hizo méritos suficientes para ganarlo con tranquilidad y hasta desperdició chances como para hacer más grande la diferencia. Riquelme, de penal, inclinó la balanza a los 47, tras la mano de Marcone.

Lo mejor de Xeneize llegó en el segundo tiempo, siempre con Román como manija. Colazo marcó el tercero a los 9, luego de un lujito de Insúa, y Gigliotti sentenció de penal a los 39, tras una clara infracción de Echeverría a Acosta. Furch descontó a los 44, en una desinteligencia de Forlín y Orión.