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 Aunque lejanas en sus tratamientos y temáticas ("Quai D`Orsai" es una sátira política de ritmo intenso y risas en todos los diálogos y la cinta española una comedia evocativa y sensible), ambas se ganaron la simpatía y el favor del público y fueron muy bien recibidas en sus respectivas proyecciones de prensa, que son también abiertas al público y a las que asisten más de 1500 personas por función.

La quinta jornada del festival se desarrolla bajo un clima caluroso, en un comienzo de otoño en toda España que todavía no olvida el verano y que no puede sustraerse tampoco de los efectos que genera la profunda crisis económica que se vive.

Sin ir más lejos, ayer, aquí en San Sebastián y en otras 16 ciudades españolas (Madrid, Sevilla, Valencia, Bilbao, Zaragoza, Barcelona, Badajoz, entre otras) se realizó a las 19 un concierto simultáneo con el mismo programa por parte de las Orquestas Sinfónicas estatales en protesta por los recortes presupuestarios, la baja de salarios y la falta de reemplazos para los músicos que pasan a retiro.

Bajo el lema "Todos somos música", 23 sinfónicas y más de 1000 músicos tocaron al mismo tiempo en plazas de estas distintas ciudades (como Zuloaga en San Sebastián o Isabel II en Madrid), con los intérpretes y directores vestidos de gala y todos sus elencos completos.

La película de Tavernier está basada en un comic homónimo de gran repercusión en su país, debido a Christophe Blain y Abel Lanzac (seudónimo de un funcionario de la Cancillería francesa durante la administración Chirac) sobre unos sucesos en el Ministerio de Relaciones Exteriores entre 2002 y 2004 con eje en el discurso ante la ONU del titular de la cartera en febrero de 2003 por la crisis ante la anunciada invasión estadounidense a Irak.

Autor de notables filmes como "Cerca de la medianoche" y "Más allá de la justicia", Tavernier construye una película de una agilidad impactante para pintar el exorbitado clima que vivía la Cancillería francesa bajo el ministerio de Dominique de Villepin.

Precisamente, el realizador, en conferencia de prensa calificó hoy a Villepin de "autista que provocaba tornados sin ver los efectos de sus actos", pero a quien rescató también por sus políticas, fundamentalmente el discurso ante la ONU en contra de la invasión norteamericana a Irak, que se materializaría semanas más tarde.

"La película se burla de sus comportamientos pero no de sus posiciones", aclaró Tavernier en diálogo con la prensa internacional hoy en el Palacio Kursaal, al hablar sobre Villepin, que asume el nombre ficticio de Alexandre Taillard de Vorms, magistralmente interpretado por Thierry Lhermitte.

También es soberbio el papel encarnado por Raphael Personnaz (muy similar al Alain Delon de juventud), que interpreta a Arthur Vlamminck, un joven ingresado a la Cancillería para redactar los discursos del canciller y es, de algún modo, el que cuenta la historia.

Con muchas posibilidades de llevarse alguno de los premios que entrega el festival (sería injusto que se fuera con las manos vacías), el filme de Tavernier está entre las mejores películas vistas hasta ahora en San Sebastián, que propone una competencia con pocos puntos bajos y varias propuestas de interés como la venezolana "Pelo malo", y la canadiense "Enemigo".