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Como hace siete días, el ex director de Terminal Puerto Rosario (TPR), Gustavo Shanahan, volvió a aparecer en la portada del diario español El Mundo desempolvando irregularidades del empresario Jordi Pujol (h), hijo de histórico líder catalán, en sus inversiones en Argentina.

Así como la semana pasada denunció que el catalán entre 2002 y 2007 trajo 9 M de euros en negro de paraísos fiscales para lavarlos en puerto Rosario, ahora involucró -en un artículo central de dos páginas- el presunto dinero negro de la política española en la inversión para la construcción y operación de los casino de Santa Fe y Melincué, licitados durante la gestión de Jorge Obeid.

Si bien salta a la vista que el diario español está detrás de las investigaciones que está haciendo el fisco acerca de la ruta del dinero ilícito que Jordi Pujol (h) se habría llevado del país, sigue sorprendiendo la decisión de Shanahan de acercarle correos electrónicos a la prensa española que lo inculpan a Jordi Pujol tanto como a él en manejos fraudulentos del dinero.

De que se trata la nueva denuncia. A continuación, el artículo:

Jordi Pujol Jr. y su socio Gustavo Shanahan se asociaron con el gigante catalán del juego, Artur Suqué –que financió con más de seis millones a Convergència en los 80–, para construir tres casinos en Argentina.

Jordi Pujol Ferrusola promovió tres grandes complejos de ocio en Argentina junto al gigante del juego catalán, Artur Suqué Puig, acusado en 1990 de trasvasar más de 1.000 millones de pesetas (seis millones de euros) a Convergència con facturas falsas. El hijo del ex presidente autonómico se asoció en 2005 con el Grupo Peralada para la construcción y explotación de tres grandes casinos en la provincia argentina de Santa Fe, aprovechando que el Gobierno de la región de Santa Fe acababa de sacar a concurso las preceptivas licencias de construcción y explotación a través de la denominada Ley Provincial 11.998. Esta norma impulsaba la creación de salas de juego en la provincia de Santa Fe con el objetivo de reactivar el turismo y la economía local –salvando las distancias, algo parecido a lo que intenta hacer ahora Madrid con Eurovegas–. Concretamente, en las localidades de Santa Fe, la novena ciudad más poblada de Argentina y cuna de su constitución; y en Melincué, al sur de la provincia. Pero también en la ciudad de Rosario, tercera del país, donde Pujol Jr. ya había aterrizado años antes comprando el puerto comercial, ubicado a la orilla del río Paraná, uno de los grandes pulmones económicos del país. En ese puerto inyectó de golpe, según reveló su socio Gustavo Shanahan en declaraciones a EL MUNDO, «12 millones de dólares procedentes de tres paraísos fiscales: Suiza, Andorra y Panamá».

De estos tres proyectos, el lobby liderado por Pujol Jr. consiguió finalmente la adjudicación de dos por parte del Ejecutivo argentino. Las autoridades de la provincia de Santa Fe se decantaron en 2006 por la sociedad Inverama, propiedad de la familia Suqué, a la que otorgaron los permisos para la puesta en marcha de sendos grandes casinos en Santa Fe y Melincué.

El Grupo Peralada, propietario del casino de Barcelona, del de Tarragona, y del Castillo de Peralada, entre otros negocios, logró una concesión de 30 años renovable por otros 10. A partir de ese momento, se otorgó a los concesionarios españoles un plazo de 18 meses para su construcción.

El entonces responsable del organismo público Lotería de Santa Fe, Daniel Sorrequieta, anunció a bombo y platillo el acuerdo el 4 de agosto de 2006 y cuantificó en 40 millones de dólares la construcción del proyecto de Santa Fe y en 11, el de Melincué.

El primero, enclavado en el denominado Complejo Puerto Ribera, abrió sus puertas por todo lo alto en agosto de 2008 sobre una superficie de 3.500 metros cuadrados cubiertos que contiene 600 máquinas tragaperras de última generación, 36 mesas de juegos, un salón de bingo electrónico, un hotel y una gran zona de restaurantes.

Por su parte, el de Melincué arrancó un año antes, convirtiéndose en el primer casino de la provincia. Dispone de un total de 4.320 metros cuadrados cubiertos junto a la laguna que da nombre a la localidad, ubicada a unos 120 kilómetros de Rosario. Junto al casino, que alberga en su interior un centenar de tragaperras, se levantó un centro de convenciones y un hotel.

EL MUNDO ha tenido acceso a los e-mails intercambiados entre Pujol Jr., su socio argentino Gustavo Shanahan y los responsables del Grupo Peralada para la puesta en marcha de estos negocios. Estos documentos desvelan la alianza empresarial establecida entre ellos y la disputa que acabó haciendo saltar todo por los aires.

El 4 de mayo de 2005 se rubricó entre todas las partes un «memorándum de entendimiento». Shanahan intervino a través de su sociedad Villa Hermosa, S.A., y Pujol Jr. lo hizo a través de la plataforma radicada en Liechtenstein mediante la que él y su familia canalizan todas sus inversiones procedentes de paraísos fiscales: la sociedad Brantridge Holdings, Ltd. A la hora de firmar los acuerdos, el hijo de Jordi Pujol i Soley prefirió que estampara su rúbrica su testaferro, Herbert Towning Rainford, un broker de origen hindú con oficina en el número 128 de Mount Street en Londres que se encarga de gestionar su fortuna exterior.

El 22 de junio de 2005, la familia Suqué, Pujol Jr. y Shanahan articularon un borrador de contrato para ponerse manos a la obra. El Grupo Peralada acordó con sus nuevos socios una «transferencia de fondos» para empezar a trabajar.

Los Suqué propusieron, tras consultar con «los expertos», que la transferencia se revistiera como un préstamo «para formalizarla y justificarla» y que resultara más beneficiosa fiscalmente.

Apenas unos meses después, el 15 de diciembre de 2005, Shanahan puso al corriente a Pujol Ferrusola de las «aportaciones» realizadas hasta ese momento para los proyectos. En este e-mail, Shanahan resumía el estado de las negociaciones con el Grupo Peralada: «Estamos en tratativas [sic] para tener el 25% Santa Fe y 33% de Melincué». Asimismo, le recordaba a sus socios que llevaban invertidos «1.636.600 euros» en la iniciativa de levantar un «hotel-casino» en la ciudad de Rosario.

Esta cantidad la desglosaba Shanahan en «427.300 euros» correspondientes a una «primera cuota» sobre uno de los terrenos sobre los que se iba a levantar uno de los complejos, otros «427.300 euros» vinculados a una segunda cuota, y otros «100.000 euros» más que habían sido invertidos en «gastos anteriores a la compra». A estas cifras añadía el socio argentino de Pujol Jr. «682.000 euros» correspondientes a «gastos de proyecto de arquitectura, ingeniería, presentación de honorarios, escribanos, abogados, etc».

Sin embargo, no tardaron en aparecer los problemas entre los socios. Un año y medio después, el 8 de noviembre de 2006, Jordi Pujol Ferrusola se puso en contacto con Shanahan para exigirle una «respuesta urgente» en relación con las inversiones realizadas hasta ese momento por «el Sr. Suqué».

Shanahan respondió de inmediato. «El Sr. Suqué lleva invertido de memoria, porque estoy en Ba [Buenos Aires]... 530.000 euros aproximadamente». Y añadía en referencia a Suqué, desvelando la ruptura con el gigante del juego catalán: «Que tenga en cuenta que gracias a nosotros y a esta inversión está en Melincué, donde nos dejó afuera [sic], y en Santa Fe, donde nos dejó también afuera». «Necesito los números exactos», replicó contundente y lacónico por e-mail Pujol Jr.

«¿Para qué necesitas estos números? Mira que los quiero matar¡¡¡¡¡¡¡¡¡ No les des información [sic]», contestó de vuelta Shanahan. «Veo que con una deuda que tengo con él, Suqué me querrá hacer un canje y quiero estar preparado», apostilló Pujol.

En estos momentos el Grupo Peralada explota los casinos de Melincué y Santa Fe, mientras que el de Rosario, que se ha convertido en el complejo de ocio más importante de Latinoamérica, es explotado por la empresa local Casino Club, fundada en 1991, en alianza con la española Cirsa.

Shanahan asegura a este periódico que tanto Pujol Jr. como él se desvincularon por completo de los proyectos y que su socio concentró a partir de entonces todos sus esfuerzos en el sector del juego en México.