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 La presidenta Cristina Fernández de Kirchner viajó a Río de Janeiro para participar hoy de la multitudinaria misa que dará el papa Francisco como cierre de la Jornada Mundial de la Juventud. Y con un gesto –el de llevar en el viaje a Martín Insaurralde, el candidato oficialista a legislador por la provincia de Buenos Aires– trasladó la campaña electoral a Brasil.

Fernández de Kirchner llegó anoche, pasadas las 22,30, en el Tango 01, junto a miembros de su Gabinete y varios curas villeros. La presencia del intendente de Lomas de Zamora y candidato bonaerense fue confirmada por la Presidenta a través de su cuenta de Twitter.

“ Le pedí a Martín Inaurralde que me acompañara.

Me preguntó: ‘Puedo llevar a mi hijo Rodrigo?’”. En otro tuit, recordó que Insaurralde tuvo cáncer y se curó “gracias a Dios y la Virgen”.

El uso de esa visita con fines electorales no cayó bien entre los líderes de la Iglesia, según dos fuentes del Vaticano dijeron a Clarín.

La Presidenta llegó a la ciudad carioca cuando casi dos millones de jóvenes estaban acampando sobre la arena de Copacabana para realizar la vigilia que hoy a las 10 de la mañana terminará con la misa de Bergoglio. Anoche, Cristina fue esperada en el Copacabana Palace, a metros del escenario principal. La avenida Atlántica –sobre la que está el clásico hotel– estaba repleta de peregrinos preparados para pasar la noche. Era imposible caminar por ahí. Adentro, una de las familias más tradicionales de Río celebraba un casamiento y no podían creer en qué se había transformado la fiesta. Sucede que, originalmente, la ceremonia de hoy se haría a 70 kilómetros de esta costanera, pero las lluvias aguaron los planes.

La invitación a los presidentes latinoamericanos para participar del encuentro entre los jóvenes católicos y el Papa la hizo Dilma Rousseff, como anfitriona del encuentro. Desde el Vaticano trataron de evitar a toda costa que la misa de cierre sea usada para un fin partidario. El vocero del Papa Francisco, Federico Lombardi, se ocupó de aclarar a lo largo de esta semana que no había previsto un encuentro entre la presidenta argentina y Jorge Bergoglio.

Sí habrá una foto del saludo protocolar que tendrán y donde cruzarán algunas palabras. La posible foto de Insaurralde con el Papa ayer a la mañana había causado “ cierto malestar ” entre los líderes de la Iglesia que no querían que la imagen del Papa sea usada en una campaña política.

El lunes otro político que tuvo su foto con Bergoglio fue Daniel Scioli, quien estuvo durante el recibimiento que los políticos y diplomáticos le dieron a Francisco en su primer viaje internacional y que coincidió con su vuelta a América latina tras la asunción.

Bergoglio, de 76 años, fue elegido jefe de la Iglesia hace cuatro meses y desistió de volver a Buenos Aires para que su presencia no influya en la campaña. Hasta fines de febrero, cuando dejó el país para ir a la votación que lo terminaría imponiendo como jefe de la Iglesia, la relación con el Gobierno no era nada fluida. Néstor Kirchner había dejado de ir a la Catedral en 2005 y después de que Bergoglio desde el púlpito criticara la existencia de pobres en la Argentina. Hoy no habrá lugar para reproches.