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Jueves 16 de Agosto de 2012 - 09:34 hs

En Rosario, recibió un riñón por laparoscopía

Unos centímetros y gramos menos pueden cambiar una vida. Vale conocer la historia de Marcelo Zarantonello para entender la frase. Hasta hace un mes, este tambero y agricultor, de 36 años y oriundo de Coronel Arnold (a 40 kilómetros al norte de Rosario), se dializaba y tenía dos riñones enfermos: cada uno pesaba 4,300 kilos y medía 40 centímetros de longitud, cuando normalmente esos órganos pesan medio kilo y miden 12 centímetros. Hoy, tras una cirugía no invasiva (con laparoscopía) y un trasplante, le dan el alta en el sanatorio Plaza con apenas cuatro puntos en la panza, una pequeña cicatriz de seis centímetros, un riñón sano que le donó su madre y "una vida normal", según aseguran los médicos y el propio paciente.

"Hace apenas una semana mi mamá me volvió a dar la vida y me siento tan bien como cuando era un adolescente. No lo puedo creer", dijo Marcelo desde su habitación.

El hombre tenía una enfermedad congénita que le fue deteriorando su vida cotidiana. Llegó a orinar casi nada, a perder 16 kilos de peso y a dializarse siete semanas, durante tres horas y cada dos días.

"Además, podía comer carne sólo tres veces por semana y no hacer esfuerzos. Ambas cosas, para un hombre que trabaja en el campo, son dificultosas", señaló Andrea, su mujer y mamá del hijo de ambos, Agustín, de 4 años.

El padre de Marcelo había padecido lo mismo. "A él lo operaron hace 17 años, pero recuerdo que le sacaron una costilla y por el trasplante le quedó una cicatriz en toda la panza. Además, la recuperación fue lenta. Lo mío es muy distinto: si a un enfermo renal le dicen que pruebe con la laparoscopía, le aconsejo que no lo dude", dijo el paciente.

Entró por primera vez al quirófano el 14 de julio pasado, le extrajeron los dos riñones en seis horas de cirugía y se recuperó en apenas tres días.

Vivió sin ambos órganos hasta el 8 de agosto, cuando en el mismo acto quirúrgico le extrajeron, también por laparoscopía, un riñón a su madre (Alicia, de 60 años), totalmente compatible. A ella le quedó una cicatriz mínima, casi como la de una cesárea, y se recuperó en 48 horas. El ya goza de una función renal con valores más que aceptables.

"Con drogas inmunodepresoras el paciente va recuperando sus facultades progresivamente", indicó Fernando Soldano, urólogo y especialista en técnica miniinvasivas. "Es importante destacar este tipo de cirugías para que la gente se anime a donar órganos: la recuperación es fantástica", concluyó el médico

Fuente: lacapital.com.ar