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Volvió el optimismo con fuerza en los mercados del mundo. El detonante viene a cuento de la promesa de Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo (BCE), quien señaló que el organismo monetario “hará todo lo necesario para preservar el euro” y que luchará contra los “irracionablemente altos” costos de financiamiento de algunos Estados. Esto fue interpretado por el mercado como un señal de que lanzará la recompra de bonos y estímulo monetario. También jugaron a favor datos macroeconómicos en EE.UU. como el aumento del 1,6% de los pedidos de bienes duraderos en junio y el descenso en 35.000 de las solicitudes de subsidio por desempleo la semana pasada. Todo esto permitió que los inversores se volcaran con fuerza a compra activos financieros. Así es que el Dow Jones subió 1,7%, el S&P500 1,6% y el Nasdaq 1,4%; mientras que en el Viejo Continente, Fráncfort ganó 2,8%, Madrid 6,1%, Londres 1,4%, París 4,1% y Milán 5,6%.


“Es una gra noticia. Los mercados han estado buscando una confirmación más definitiva por personas clave como Draghi que están dispuestos a hacer lo que tiene que hacer. Creemos que si quieren salvar el euro, esto implicaría un verdadero relajamiento monetario (QE)”, afirmó Liz Ann Sonders, estratega jefe de inversiones de Charles Schwab Corp.. El que más se benefició fue el mercado español. El ascenso del 6,06% del Ibex se convirtió en la mayor alza desde mayo de 2010. En el mercado de deuda, la prima de riesgo española también celebró el mensaje de Draghi y consiguió bajar hasta los 560 puntos básicos. La rentabilidad del bono a 10 años se situó en el 6,93%. El positivo escenario hizo que la moneda común europea se recuperara 1% hasta los u$s 1,23. También aprovecharon otros activos como el petróleo (subió 0,5% hasta u$s 89,5) y el oro (ganó 0,5% hasta los u$s 1.620 la onza troy). “Que el BCE se encuentre dando señales de vida, y compromiso con su rol en la crisis de deuda de la región, resulta positivo aunque todavía es prematuro festejar ya que acciones agresivas para reducir las tasas de países periféricos podrían ser rechazadas por Alemania”, alertó el analista Gustavo Ber.