Interés General - Aniversario

Sábado 13 de Diciembre de 2025 - 19:51 hs

El Túnel Subfluvial, emblema de 56 años de federalismo argentino

La obra que une Santa Fe y Entre Ríos bajo el río Paraná sigue siendo un ejemplo único de decisión política y cooperación interprovincial, impulsada sin apoyo del Estado nacional.

La conexión definitiva entre Santa Fe y Entre Ríos, que puso fin a décadas de aislamiento de la Mesopotamia, cumple cincuenta y seis años convertida en mucho más que una proeza de la ingeniería. El Túnel Subfluvial “Raúl Uranga – Carlos Sylvestre Begnis” se consolidó como un símbolo del federalismo en acción y como una de las obras públicas más trascendentes de la historia argentina.

Único en su tipo en América Latina, el viaducto interprovincial inaugurado el 13 de diciembre de 1969 marcó un antes y un después para la integración territorial del país. Hasta entonces, el cruce del río Paraná se realizaba mediante balsas, un sistema limitado que frenaba el desarrollo productivo, comercial y social de toda la región.

La megaobra fue construida entre 1961 y 1969 por un consorcio internacional integrado por la empresa argentina Sailav SA, la alemana Hochtief AG y la italiana Vianini. Demandó 2.870 días de trabajo ininterrumpido y una inversión de 61 millones de dólares, lo que la convirtió en su momento en el sexto túnel subacuático más extenso del mundo y el primero del continente americano.

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A más de medio siglo de su habilitación, el Túnel mantiene plena vigencia: por su traza circulan en promedio unos 12.000 vehículos diarios, confirmando su rol estratégico para la logística regional, el comercio interprovincial y el turismo del Litoral.

La decisión de construirlo nació lejos de los despachos oficiales. En diciembre de 1959, durante un almuerzo en un restaurante de Paraná, los entonces gobernadores Raúl Uranga (Entre Ríos) y Carlos Sylvestre Begnis (Santa Fe) resolvieron avanzar con un tratado interprovincial para concretar la obra. Seis meses después, el 15 de junio de 1960, el acuerdo fue formalmente firmado, convirtiéndose en el primer tratado entre provincias desde la sanción de la Constitución de 1853.

La clave estuvo en una interpretación constitucional: mientras un puente requería autorización nacional por atravesar el espacio aéreo, el lecho del río pertenecía a las provincias. Esa diferencia jurídica permitió avanzar con el túnel sin intervención directa del poder central. “El río es nuestro”, sostenía Sylvestre Begnis, apoyándose en la Constitución.

El camino no estuvo exento de resistencias. Desde el gobierno nacional se objetó el costo del proyecto y se cuestionó su viabilidad técnica. Incluso sectores profesionales desaconsejaron la construcción. Sin embargo, la convicción política de ambos gobernadores fue más fuerte. “Al federalismo no es llorando como lo vamos a reconstruir, sino actuando”, afirmó Uranga, en una frase que quedó grabada en la historia.

La obra atravesó distintos contextos políticos y fue sostenida por gestiones de diversos signos partidarios, convirtiéndose con el tiempo en una verdadera política de Estado. La colocación de los últimos tubos se realizó en abril de 1969 y la inauguración oficial tuvo lugar en diciembre de ese año.

Fuente: LT10 - EL ONCE