Ciencia - fin del misterio

Miércoles 12 de Noviembre de 2025 - 19:00 hs

Los astrónomos ya no dudan: el visitante interestelar 3I/ATLAS es un cometa

Las observaciones de la NASA y la Agencia Espacial Europea confirmaron que no se trata de una nave alienígena, como había afirmado el polémico astrónomo de Harvard, Avi Loeb.

Actualizado: Miércoles 12 de Noviembre de 2025 - 19:01 hs

“Es un cometa natural con una trayectoria hiperbólica, un brillo inusual y una composición que ofrece pistas sobre la formación de sistemas planetarios más antiguos que el nuestro”. Esa es la conclusión de varios astrónomos sobre el sorpresivo nuevo visitante interestelar 3I/ATLAS.

El cometa 3I/ATLAS, el tercer objeto interestelar jamás detectado por la humanidad, encendió una oleada de entusiasmo científico y, al mismo tiempo, un torbellino de teorías extravagantes.

Desde su descubrimiento, en julio, las redes sociales se llenaron de hipótesis sobre su naturaleza, muchas de ellas impulsadas por interpretaciones erróneas, ilusiones ópticas o simples malentendidos.

Pero las observaciones recientes disiparon los rumores y devolvieron el foco a la evidencia: 3I/ATLAS es un cometa natural, nacido hace unos siete mil millones de años en un sistema estelar remoto y expulsado hacia el espacio interestelar tras la formación de su estrella madre.

El Laboratorio Nacional de Investigación de Astronomía Óptica-Infrarroja (NOIRLab) analizó las primeras señales del cometa, desde la luz que reflejaba hasta los gases que liberó al acercarse al Sol. Los resultados revelaron que su estructura, su brillo y su comportamiento encajan dentro de los parámetros esperables para un cometa, aunque con particularidades que lo vuelven excepcional.

Su velocidad, por ejemplo, ronda los 60 kilómetros por segundo, casi el doble de la rotación de la Tierra.

Y su trayectoria es hiperbólica, lo que significa que no orbita alrededor del Sol: se aproxima, lo rodea y se aleja para siempre. No volverá a pasar por nuestro vecindario cósmico.

Las observaciones de las agencias espaciales confirmaron que no hay señales de propulsión, empujes ni maniobras artificiales.

Las variaciones en su brillo, que algunos interpretaron como “mensajes extraterrestres”, se explican por procesos físicos bien conocidos: los materiales volátiles del cometa —agua, metano, amoníaco— se subliman cuando reciben calor solar, generando chorros de gas y polvo que modifican la luminosidad y el color de su coma.

Lo que desde los telescopios se veía como un destello irregular no era más que una reacción química natural ante la radiación de la estrella.

Fuente: LT10-Agencias