Las tortas fritas forman parte de las meriendas más queridas en Argentina, especialmente en días de lluvia, acompañadas por un mate y la calidez de la tradición familiar. Sin embargo, su preparación habitual requiere abundante aceite, lo que las hace pesadas y poco recomendables para quienes cuidan la alimentación.
Para resolver este dilema, comenzó a viralizarse una receta que reemplaza la fritura por el horno, manteniendo el exterior crocante y el interior tierno. Los ingredientes son simples: harina integral o común, sal, polvo de hornear, agua tibia y yogur natural o leche descremada.
El procedimiento es sencillo: se mezclan los secos, se añade el líquido y se amasa hasta lograr una masa suave. Tras un reposo de 15 minutos, se dividen en porciones, se estiran y se les da la forma tradicional con un corte en el centro. Se hornean durante 15 a 20 minutos a 200 °C y se sirven tibias, solas o con azúcar impalpable.
Esta versión reduce significativamente las calorías: cada unidad contiene entre 65 y 70 calorías, comparado con la torta frita tradicional. Además, es versátil, permitiendo usar distintos tipos de harina, líquidos o incluso agregar hierbas y semillas para variar el sabor.
Con esta alternativa, es posible disfrutar de un clásico argentino sin comprometer la dieta, demostrando que tradición y alimentación saludable pueden ir de la mano.