Rogelio Alaniz, es periodista de LT10 y la semana pasada protagonizó un histórico encuentro. Se reunió con el Teniente que lo detuvo en marzo de 1976, en el contexto de la dictadura militar.
"Son cosas que uno tiene totalmente elaborado, pasó medio siglo, ya está asumido, sintetizado. Esto fue un miércoles o jueves, era mitad de semana, el 24 de marzo, día del golpe de estado y fue muy temprano, apenas estaba aclarando. Yo vivía con la mamá de mi hijo, él no había nacido todavía, en un departamento en calle Obispo Gelabert, en un pasillo, y a esa hora llegaron los militares y esa patrulla, eran entre seis y siete personas, entre oficiales y suboficiales, identificados y armados con armas largas. Ingresaron al pasillo, al departamento y nos detuvieron" comenzó relatando Rogelio.
Además, recordó que "el operativo lo dirigía el entonces Teniente, recién salido del Colegio Militar, Osvaldo Izaguirre, y que en la actualidad vive en Paraná".
"Él me comentó que intentó comunicarse a través de amigos en común, pero esos contactos por un motivo u otro, no se dieron. La única vez que tuve noticias fue hace 20 días, a través de otro amigo en común que me dijo que él quería conversar conmigo y que me había visto una vez en el diario y no había tenido cojones para hacerlo. Quería resolver esa situación en términos emocionales, conversando conmigo" agregó.
Finalmente, el encuentro sucedió. No en un bar como inicialmente pretendía Alaniz, sino que se concretó en la casa de Izaguirre, con un almuerzo de por medio, y casi 50 años después de ese día que marcó la vida del periodista: "Conversamos, nos reconocimos por primera vez. El tiempo hace su trabajo, conocerse 50 años después, no estamos iguales. Ese día conocí un muchachito rubiecito y delgado, y hoy sigue delgado pero ya no es tan rubiecito, y yo tampoco soy el muchacho morocho y de bigote de esa época".
Si bien Alaniz sostiene que esa jornada la recuerda como un sueño, "esa detención a mi me significó casi dos años preso en la cárcel de Coronda".
"Él dijo que se sintió muy afectado porque no sabía que yo había estado dos años presos. A las 9 de la noche del 23 de marzo le dieron un sobre en el que le decían que tenía que ir a buscar a algunas personas, eran las instrucciones que tenían. Los entregó a la Guardia de Infantería reforzada y volvió a sus actividades. A mi nunca me abrieron una causa, nunca me interrogaron" detalló.
De esa reunión se trajo una novedad, que Izaguirre disparó su arma, pero la bala nunca salió, y que si eso hubiese pasado, se lo hubiese reprochado toda la vida: "Eso no lo supe hasta que él me lo contó, no sabía que mi vida había corrido tanto peligro".
"Somos personas de más de 70 años que conversamos sobre una experiencia en común, intensa, que a él lo marcó mucho y que quería saber que había pasado con la gente que había detenido y que sentía cierta culpa y remordimiento a pesar de que lo hizo porque estaba cumpliendo órdenes de la Fuerza Armada de la que formaba parte. Seguimos siendo personas distintas, con historias de vida de distintas. Nuestra relación está forjada en una experiencia de 50 años atrás" concluyó.