Polideportivo - Rugby

Viernes 17 de Octubre de 2025 - 17:56 hs

Los Pumas en el Championship: balance positivo

El análisis del equipo argentino en su 14ª participación en el certamen que los hermana con las potencias del sur permite entrever que se mantuvo competitivo, aun con irregularidades y recambio, y con mucho por mejorar de cara a la ventana de noviembre. Lo analiza Alejo Miranda.

La multiplicidad de factores que ingresan en la consideración complejizan arribar a un veredicto contundente. La paridad general, las lesiones, el recambio y la instancia en que se encuentra el proceso de Felipe Contepomi relativizan los números. A dos años del Mundial de Australia 2027, los Pumas jugaron el 14º Rugby Championship en su historia. El recorte temporal es otro condicionante a la hora del análisis. En todo caso, vale adelantar una conclusión: el paso de la Argentina arroja signos positivos.

En catorce años de enfrentarse anualmente contra las mayores potencias del mundo, los Pumas finalizaron últimos por 10ª vez. Después de dos años seguidos de terminar por encima de Australia, volvieron al último escalón. Paradójicamente, esto no necesariamente implica un retroceso. Por segundo año consecutivo, los Pumas fueron competitivos hasta el final y estuvieron entremezclados en la lucha por el título. Ése es el dato que debe prevalecer.

Durante años, el reclamo que se le hacía a los Pumas era la falta de consistencia. Podían vencer a cualquiera y al fin de semana siguiente caer por goleada. Desde que asumió Cheika en 2022, esta brecha comenzó a achicarse. Hoy los triunfos ya no tienen carácter de batacazos. Por primera vez les ganaron a los All Blacks en casa y vencieron a Australia por cuarto año consecutivo. Todavía falta mucho en materia de solidez y

Es cierto, en materia de resultados hubo una merma respecto de 2024: de tres triunfos se cayó a dos, y no se pudo derrotar a los Springboks. Tampoco se pudo llegar a la última fecha con posibilidades de ser campeón. Sería injusto, no obstante, asociar esta circunstancia con un retroceso. De un lado, Australia es un equipo mucho más fuerte de lo que era un año atrás. Además, la victoria contra Sudáfrica en Santiago del Estero fue ante una alineación alternativa. Antes bien, cabe valorar que los Pumas mantuvieron el nivel de competitividad por segundo año consecutivo, que ante estas tres potencias es mucho decir.

Para que el análisis cobre sentido, conviene hacer una analogía respecto de la performance del año pasado antes que mirar los resultados. El objetivo de este equipo es evolucionar. La meta final es Australia 2027. En términos de mejoría, las conclusiones también son relativas. Hubo avances y retrocesos. Por ejemplo, no volvió a ocurrir aquel déficit de comenzar los partidos desconcentrados y verse obligados a remar desde atrás, algo que se repitió asiduamente en 2024. En cambio, esta vez fueron los cierres de los partidos lo que más costó. En términos de consistencia, los Pumas mantuvieron los altibajos. Acaso mejoró un poco en ese sentido, pero la brecha entre el piso y el techo de rendimiento sigue siendo alta. De perder por goleada ante los All Blacks a una victoria histórica siete días más tarde. De ser vapuleados por los Springboks a estar cerca de dejarlos con las manos vacías en Twickenham.

Este fenómeno no puede mencionarse sin obviar que, a dos años del Mundial, la transición está en su punto máximo. En el Championship, Contepomi hizo debutar a tres jugadores en los Pumas (Wenger, Rapetti y Prisciantelli), lo que totaliza 12 en lo que va del año. Jugadores que hasta hace poco alternaban la titularidad quedaron fuera de la consideración del entrenador, como Matías Moroni, Gonzalo Bertranou o Tomás Lavanini.

En cambio, aparecen otros que van cobrando centralidad. El caso más saliente es el de Justo Piccardo, la más grata aparición en lo que va del año. Wenger mostró fortaleza en el scrum. Rapetti ratificó que tiene futuro en el puesto. Tanto Benítez Cruz como Moyano rindieron por encima de las expectativas. Gerónimo Prisciantelli probó ser una alternativa más que confiable al puesto de apertura, más allá de que Carreras cumplió cuando reemplazó a Albornoz (aunque también sigue estando claro que sus cualidades relucen más cuando va de fullback). Y por si hacía falta confirmación, la dupla García-Albornoz llegó para quedarse.

En términos rugbísticos, hubo algunos factores notorios que resultaron deficitarios, como el scrum, la recepción de las salidas y la paciencia para definir algunas jugadas. Es paradójico que, aun cuando el equipo evolucionó en materia de creación de juego, anotó seis tries menos que el año pasado. El déficit estuvo en los últimos metros, no en la capacidad de desequilibrio. La gestación de la ofensiva es la parte más difícil en el rugby actual, y allí los Pumas sí evidenciaron una clara evolución y están entre los mejores del mundo en la materia. Es el principal factor que posibilita creer en este plantel ya que, a partir de allí, el margen de mejora se eleva exponencialmente. Las otras cuestiones son relativamente sencillas de corregir con trabajo.

En definitiva, es posible que los Pumas no hayan crecido de manera sensible respecto de 2024, pero haber logrado mantenerse en un contexto de recambio y pruebas, ante los mejores equipos del mundo, no deja de ser positivo. Aunque sea en pequeños pasos, van ganando consistencia. Ya nadie sale a jugarles sabiendo que al final del día se va a ir con la victoria. Lo más auspicioso es que queda la sensación de que estos Pumas tienen mucho para seguir creciendo. El desafío en noviembre, la próxima escala, será evitar perforar el piso de rendimiento y no caer nuevamente en la irregularidad.
 

Fuente: A Pleno Rugby