El velatorio de Miguel Ángel Russo en el hall de la Bombonera refleja la huella que dejó marcada el entrenador en el fútbol argentino. Miles de hinchas, con camisetas de diferentes clubes (incluso de River), se acercaron a Brandsen 805 para darle el último adiós a una persona que cosechó lo que siempre sembró: el respeto de todos.
El DT de Boca falleció este miércoles de un paro cardiorrespiratorio tras luchar por muchos años contra un cáncer que le apagó el cuerpo, pero que no le impidió seguir ejerciendo su profesión hasta el último día y se terminó yendo vestido de gala: con los colores azul y oro. Más allá de eso, Miguelo le hizo un pedido muy especial a su familia antes de irse, vinculado a su eterno amor por Rosario Central, uno de los tantos clubes donde es ídolo.
"Por decisión de Miguel parte de sus cenizas serán arrojadas en el Gigante de Arroyito", informó en su cuenta de X Ezequiel Sosa, periodista que cubre el día a día de Boca para TyC Sports. A sabiendas de eso, Russo será cremado y, cuando llegué el momento, los restos quedarán para siempre en el estadio de su querido Central.
Más allá de eso, aun no se sabe si se arrojarán allí en su totalidad o si también se esparcirán por las canchas de los equipos donde el entrenador de 69 años dejó un legado imborrable a lo largo de sus 36 años de carrera. Por ejemplo, Estudiantes, Lanús y el propio Boca.
Sin dudas, esta decisión de Russo es un mimo al alma para el pueblo canalla, que tuvo la chance de despedir al técnico hace algunas semanas con una tremenda ovación en el Central-Boca de la fecha 8. Y lo hicieron a lo grande.