Colón necesitaba un respiro y lo encontró en el empate 0-0 ante Deportivo Morón en Santa Fe, que no solo significó asegurar la permanencia en la Primera Nacional, sino también ponerle fin a varias rachas negativas que venían desgastando al equipo.
El Sabalero logró mantener el arco en cero después de 10 partidos. La última vez había sido el 13 de julio, en aquel triunfo 1-0 frente a Almirante Brown con gol de Federico Jourdan. Desde entonces, el equipo cayó en una curva descendente de rendimiento y resultados, y una alarmante fragilidad defensiva. Tomás Giménez no pudo ser salvador nunca.
El 0-0 en el Brigadier López marcó un punto de quiebre. No fue un partido brillante, pero sí sólido en lo táctico y necesario en lo anímico. El equipo de Ezequiel Medrán logró sumar y, sobre todo, cerrar una etapa llena de tensión: la lucha por no descender.
Sin embargo, el panorama no es del todo alentador. Colón acumula nueve partidos sin ganar (siete derrotas y dos empates) y, aunque ya no pelea por la permanencia, la urgencia ahora pasa por terminar el torneo con otra cara. Quedan dos fechas para intentar cortar esa racha, recuperar confianza y, al menos, cerrar el año con una victoria que le dé algo de alivio a una campaña marcada por la frustración.