El jefe de Gabinete Guillermo Francos, el gobernador de Buenos Aires Axel Kicillof y su par de Santa Fe Maximiliano Pullaro participaron del 8° Congreso Internacional de Coninagro y la presencia simultánea de los tres en un mismo evento no pasó desapercibida, dado el particular contexto político actual a nivel país.
En la sede de la Bolsa de Cereales estuvo Pablo Lavigne, el secretario coordinador de Producción, pero la voz cantante en nombre del Gobierno la tomó Francos, quien parece últimamente ser clave para conservar los puentes abiertos con otros sectores.
En ese sentido, definió al campo como un “sector amigo” de la actual gestión, y pareció pedir templanza y paciencia para enfrentar los desafíos de estas horas.
“Cuando el norte es claro, uno espera que el pueblo entienda las dificultades y hacia dónde vamos. La Argentina es un país que ha vivido transitando cambios de rumbo permanentemente y en casi 100 años no encontramos el camino de la prosperidad, del desarrollo, del crecimiento y bienestar para todos. Cuando uno hace un proceso reflexivo de este proyecto fallido de país, tiene que plantearse dónde está el problema”, reflexionó el jefe de Gabinete, quien volvió a colocar la necesidad de equilibrar el gasto público como eje principal de la administración de Javier Milei.
En todo reflexivo, el funcionario pidió paciencia a los agropecuarios. “El país está en una encrucijada, pero nosotros tenemos una solución diferente a la que hemos encarado en el último siglo. Esta vez es diferente y estamos convencidos de que el equilibrio fiscal es la llave que va a permitir al país crecer y a ustedes desarrollarse”, enfatizó Francos, que les recordó a los cooperativistas que este es el gobierno que, a pesar de las urgencias del fisco, ha logrado reducirles el peso de las retenciones.
“Estamos pasando nubarrones y tormentas, pero este gobierno sabe a dónde va y espera tener el apoyo. Lo demás es todo volver al pasado y repetir los vicios de siempre”, se despidió.
Más tarde subió al escenario Kicillof, que aparece como claro ganador de la elección del 7 de septiembre, en las que el peronismo volvió a imponerse sobre las huestes libertarias por amplios márgenes. El mandatario bonaerense utilizó los 15 minutos que tenía de discurso para destacar los posicionamientos de su gestión a favor del “interior bonaerense”, donde viven 4 millones de personas. “Esa parte de la provincia es igualmente importante para nosotros que el conurbano”, enfatizó.
“El centro y el foco de nuestra política pública está puesta en la producción y el trabajo”, insistió, y dijo que el principal problema de la Argentina es que el gobierno lleva adelante un programa macroeconómico que genera situaciones “que no son convenientes para la producción y el trabajo”.
“Hay una macro muy desvinculada que es indiferente a la microeconomía real”, sentenció, endilgándole al gobierno de Javier Milei tendencias hacia el sector financiero y especulativo internacional. “Esta no es una macro para el desarrollo”, destacó. Más tarde diría que “no sirve para nada en la Argentina de hoy la Escuela Austríaca”, que dice defender el presidente Milei, a quien luego se refirió directamente, argumentando que es una rareza que como economista esté a favor de la concentración económica y los monopolios.
Pullaro, por su lado, marcó distancias con ambas fuerzas en puja. “La provincias productivas nos unimos para pensar un programa distinto que nos permita construir un país distinto. La forma de salir adelante no es con recortes sino con producción y desarrollo”, indicó el santafesino, que luego marcó que “si se debate entre el populismo de izquierda y de derecha, no vamos a salir del pozo”.
“Que votemos juntos en contra de algunas decisiones del gobierno nacional no quiere decir que seamos iguales. Nosotros pensamos distinto al kirchnerismo, pero pensamos igual a muchos gobernadores que quieren un modelo distinto. Lo que hacemos es representar a las provincias que viven del campo y de la industria”, enfatizó Pullaro.
En medio de este puja entre ambos modelos, y flanqueado por su pares de la Mesa de Enlace, el titular de Coninagro, Lucas Magnano, hizo un buen equilibrio y puso énfasis en justamente eso, la necesidad de concordia y estabilidad que necesitan los productores y sus cooperativas para su desarrollo.
“El campo argentino está atravesando un cambio de época sumamente importante, no solo a nivel productivo y tecnológico, si no también a nivel mercados. Lo que no tengo ninguna duda es de que si disponemos de las herramientas necesarias podríamos transformarlo en una gran oportunidad”, indicó el dirigente, que manifestó a viva voz su apoyo a la política oficial del “déficit cero”.
Pero, a la vez, Magnano subrayó que hay que aprender a debatir los proyectos de país de otro modo, muy distinto al que suelen aplicar los funcionarios de ambos bandos: “Es necesario que los gobiernos en todos sus estamentos entiendan, compartan e incentiven para que esto ocurra teniendo siempre presente que `Disentir, no es una declaración de guerra.´ y ´Coincidir, no es un acto de obsecuencia´”, imploró el dirigente cooperativista.
En el mismo sentido, reclamó: “Es necesario generar espacios de diálogos y consensos que permitan avanzar en todos los temas importantes para la producción y desarrollo de las distintas cadenas productivas. Tenemos claro que podemos ir a la Luna, pero eso no está muy lejos. La mayor distancia que tenemos que recorrer todavía se encuentra dentro de nosotros. Los argentinos debemos ponernos de acuerdo por el bien de toda la Argentina, pues sólo una sociedad bien cohesionada conseguirá poder cumplir todos sus objetivos”.
Incluso, el presidente de Coninagro retó a los políticos porque, tras la elección, considera que “hubo un claro ganador y fue el desinterés”.
“No debemos tomarlo como algo normal, todo lo contrario creo que todos deberíamos manifestar esta preocupación. Porque finalmente a mi criterio creo que no ganó, ni perdió nadie. No debemos exponer a estos riesgos al sistema democrático”, culminó.
