Los perros suelen lamer las manos o el rostro de sus dueños, un comportamiento que la mayoría interpreta como una caricia o una expresión de amor. Sin embargo, especialistas en conducta animal advierten que este gesto no siempre significa afecto.
Alba Fernández, fundadora de Olfateando el Mundo y educadora canina, explicó que el lamido puede reflejar incomodidad, preocupación o necesidad de comunicar algo. “Cuando un perro te lame las manos, puede estar diciendo: esa mano me preocupa, quiero saber dónde la vas a poner”, señaló.
Uno de los problemas más frecuentes es la tendencia a humanizar el comportamiento canino. Mientras que gruñidos o ladridos se reconocen como advertencias, señales más sutiles —como girar la cara, bostezar o lamer— suelen pasarse por alto. Esto puede llevar al perro a intensificar su lenguaje corporal e incluso a responder de manera reactiva o agresiva si no se lo escucha a tiempo.
La especialista propone un ejercicio práctico: acercar la mano lentamente y observar la reacción del animal. Si se muestra relajado o busca más contacto, probablemente disfrute de la interacción. Pero si lame de inmediato o evita el contacto visual, puede estar expresando malestar.
Fernández remarcó que comprender el lenguaje canino es clave para la convivencia. Ignorar estas señales puede tener consecuencias en el comportamiento del perro. Por eso, recomendó no interpretar cada lamido como un gesto de cariño, sino como una forma compleja de comunicación que merece atención.