En un discurso que fue dividido en tres partes, se abocó analizar los vaivenes en las tasas de interés de la política monetaria del Banco Central, así como las causas y derivados de la inflación, entre otros fenómenos económicos, acompañado de una pizarra el la cual garabateó mientras se proyectaba en una pantalla gigante.
En otros lapsos, atacó al ala "keynesiana" de la escuela liberal, y cerró -con aplausos- tras una arenga de cara a las próximas elecciones en las que buscará volver a poner "el último clavo" en el "cajón" del kirchnerismo, que afirmó no debe volver "nunca más".
Milei afirmó que muchas medidas económicas de los últimos 90 años estuvieron mal y que su gestión demuestra por qué. Vinculó la “mala interpretación de la tasa de interés” al keynesianismo: “No nos fue bien con el keynesianismo, a nadie le va bien con el keynesianismo, solamente es útil para los políticos populistas, demagogos y gastadores”.
En su exposición utilizó términos despectivos para referirse a la oposición: señaló que “enfrente están los orcos, los kukas, por eso sube la tasa de interés”, y mencionó que se trata del “riesgo kuka”, una expresión que atribuyó al ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger.