Iba a llegar. Tarde o temprano Coco Gauff levantaría la copa en Roland Garros. Porque estaba escrito, en su ADN y su enorme tenis.
Con solo 21 años levanta su segundo Grand Slam (venció en las dos definiciones a Aryna Sabalenka) y anotó su nombre, que ya estaba inmortalizado en las paredes del court Suzanne Lenglen, como parte de la galería del estadio Philippe Chatrier.
